TERCERA Y ULTIMA PARTE.
Que te cojas la polla con la mano, del vaivén me tapa y no veo como tu culo se traga mi polla.
–Perdón... -la primera vez en mi vida que pronunciar esa palabra me causaba un profundo placer.
Le obedecí tirando de mis partes íntimas como pude hacia arriba y seguí cabalgándole. Jugaba conmigo, me confundía, me acariciaba y me daba un bofetón. O me azotaba fuerte el culo varias veces y luego me hacía aproximarme a él para que le diese un beso y me sonreía con cierto cariño. A veces me cogía de ambas nalgas y empezaba a follarme desde abajo tan fuerte y rápido que ni mis jadeos podían seguir el ritmo.
Luego cambiamos, me tumbé boca arriba, abrí las piernas y las levanté, exponiendo mi culo follado, facilitándole que me la metiese. Mientras me penetraba, se puso a jugar con mi polla y me masturbaba lentamente. Pero por poco que me hiciese, yo estaba muy caliente. Enseguida se me puso durísima y además notaba la presión de su rabo en mi recto. Era evidente que el orgasmo estaba demasiado cerca.
–Me voy a correr... -dije con un poco de vergüenza mientras me estremecía.
Él apuntó a mi vientre mientras me follaba y me corrí de una manera que no había experimentado nunca, con mi leche ardiendo y empapándome casi toda la tripa. Recogió lo que pudo con las manos y me los metió en la boca. Estuvo castigándome el culo un rato más hasta que fue momento de acabar.
Él, de rodillas sobre la cama, empezó a masturbarse rápido. Yo estaba justo delante, tumbado boca abajo, apoyándome de los codos para alinear mi cara a la altura de su rabo.
–Abre la boca, putito.
A veces le chupaba los huevos o le lamía la punta de la polla sacando la lengua y dejando claro lo deseoso que estaba de que me diera su leche. Y finalmente se corrió. Marcos tenía las dos manos ocupadas. En una mano tenía su polla, con la otra me cogía la mandíbula. Yo simplemente mantuve la boca abierta y acertó todos los trallazos dentro. Se lo enseñé y me ordenó:
–Traga.
Cuando volví a abrir la boca ya no quedaba nada.
Como teníamos pensado, ese día comí en su casa y estuvimos hablando y conociéndonos un poco. Hablamos de cosas distintas al sexo, también. Estuvimos después de comer tumbados en la cama mirando lo que echaban en la TV. Además tenía series y cosas varias en el PC. Pero eso era sonido de fondo, lo importante era que teníamos química.
En uno de esos momentos, coincidiendo con la típica pereza somnolienta que da después de comer, se colocó detrás de mí y pasando un brazo por encima mía, nos colocamos apretados. Al ratito, por la posición en la que estábamos, empezó a mover el paquete y yo el trasero. Me bajó la ropa por debajo de las nalgas y empezó a restregar su polla por mi culo. Nos pusimos muy cachondos. Marcos cogió lubricante otra vez, me lo aplicó y me penetró de lado. Ahora dolía más que por la mañana.
–Me escuece el culo un poco, me has reventado antes... –confesé entre jadeos.
–Aguanta un poco, para eso eres mi putita.
–Sí, no te preocupes...
Me folló mientras me acariciaba las caderas y las piernas. Yo notaba como su mano resbalaba desde mi costilla, rodando por mi cintura, la nalga y la pierna, hasta llegar a mis pantalones parcialmente bajados un poco por encima de mi rodilla. Lo intercalaba con azotes.
–Sigue tú –me ordenó.
Yo empecé a mover mi culo, deseando que me llenara de leche. Hasta que lo conseguí. Se quedó un momento abrazado a mí, con su polla dentro de mi culo impregnado de semen.
Desde ese momento descubrí que me vuelve loco ser sumiso de un hombre dominante. Es verle el rabo a un hombre así y buf...
Sobre Marcos, ya no quedo con él pero fue con el chico que más tiempo he estado quedando, incluso llegué a sentir cosas por él. Guardo buenos recuerdos y quería compartirlo con vosotros, por si os hace más amena la cuarenta..
FIN...✓
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Sexualidad emiliaco
AcakMi otra historia se me borró estaré sabiendo así Hola que tal como están bueno comenzaré desde cero otra vez en esta ocasión las historias o capítulos serán más chidos con sorpresas que se que les gustará ya se como son serán tríos y otras cosas que...