Capítulo 31. - Te amo.

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* NOTA DE LA AUTORA: 

No culpen de nada a Lexa, saben que ella tiene serios problemas de confianza con el mundo, quizás más que Clarke, pero ella no lo demuestra. Digo, ¿quién no los tendría si te secuestran cuando eres una niña? Sin más que decir, me retiro.

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Lexa.

Apenas vi su cuerpo desplomarse, una inseguridad súbita azotó mi cuerpo, sabiendo que quizás había arruinado su futuro y todos sus planes con ese resultado, y tal parece que su corazón también, porque el pasar de minutos era implacable frente a esa chica completamente dormida y fuera de sí.

¿Quién demonios era yo como para arruinarle la vida de esa manera? Era una idiota, quizás Clarke ni siquiera lo quería, quizás no estaba preparada para ningún tipo de responsabilidad y yo había llegado a su casa con una puta prueba de embarazo que marcaba positivo de todas las maneras posibles. Era una completa idiota, ¿Cómo demonios había pasado esto?

—¿Debería asustarme? — Susurró Octavia, arrancándome de inmediato de ese estado de catarsis pura en el que me encontraba. — ¿O solo tomo normal el hecho de que la rubia no se esté moviendo en absoluto?

—Tiene...tiene...tiene una falla cardiaca. — Logré susurrar apenas. — Hay...hay...hay que llamar al doctor. 

Octavia me tomó bruscamente de los hombros y me zamarreó con fuerza. —¡Lexa, necesito que me digas que mierda hacer! — lo mismo me pregunté yo. — Dame el número del maldito doctor, aunque sea.

¡Maldita sea! ¡Clarke estaba desmayada! ¡Debía llamar al doctor!

El doctor Sloan, el mismo que había atendido a Octavia y a Anya hace un tiempo era mi salvación, pues el hombre me había dado su número cuando se enteró que yo vivía con ella y que lo nuestro era una relación estable. Mis dedos parecían perezosos a la hora de buscar su número entre los contactos del maldito aparato, y cuando por fin di con él, el maldito parecía no querer contestar.

Mark Sloan, ¿Con quién hablo? — Preguntó en ese característico tono extremadamente profesional que poseía. — ¿Diga? Si no habla, me veré en la obligación de cortar.

—Clarke. — Susurré con apresuro. — Ella...ella...ella llegó y...y se fue al suelo. — Expliqué completamente convencida de que esa había sido la mejor explicación del mundo.

¿Eres Clarke? —Preguntó un poco perdido en la conversación.

— No, Lexa.

¿Eres Lexa?

Asentí con fuerza, para luego darme cuenta de que él no podía verme. — Sí, soy...soy Lexa.

— De acuerdo, Lexa. — Él parecía tan calmado y yo tan idiota. — ¿Quién se desmayó? ¿Clarke?

— Si, ella...ella se...se desplomó.

¿Dónde te encuentras ahora, Lexa? — Su voz calma estaba desesperando de manera horrible.

— Estoy en casa.

¿Clarke está en casa contigo o alguien te llamó para decirte que ella se había desmayado?

Esto estaba tomando demasiado tiempo, y este desgraciado no parecía querer cerrar la puta boca. — ¡Solo venga de una vez! — Exigí quebrantando completamente mi estado de calma inducida. — ¡Estamos en casa, venga de una maldita vez!

La Bella y la Bestia. (Clarke GiP).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora