Capítulo 59. Cada pieza en su lugar.

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*Créditos de la imagen a quien correspondan. 🙏


Lexa.


—¡No me puede estar diciendo eso! — Los gritos se escuchaban a lo lejos, y es por eso y únicamente por eso sabía que no estaba bien, porque Clarke parecía realmente furiosa y su voz se escuchaba distorsionada a las lejanías. — Pero ¿es usted imbécil o solo lo finge?

—Señorita, le... le... le pido que se calme. — Y ahí estaba la pobre criatura que había ocasionado su rabia. — Es... es mi trabajo.

—¡Me importa un culo tu trabajo! — El blanco de las paredes dejaba de ser una bruma espesa y se convertía en algo conciso, así como el más allá, podía ver claramente como Clarke cogía el cuello de la camisa de un oficial. — ¡Ella es mi esposa y la pienso cuidar! — ¿Desde cuándo le quedaba tan bien la ropa deportiva? — Mis hijos están esperando a su madre en casa y yo no soy nadie para negarles verla. — Increíblemente, Clarke gruñía, no hablaba. — Usted no se va a acercar a mi esposa y si quiere una maldita declaración, vuelve mañana.

Sabía que era tiempo de intervenir, de lo contrario, el pobre oficial terminaría acribillado por la furia de esa mujer completamente irracional. Me intenté sentar, pero la habitación volvió a dar vueltas y me vi obligada a guardar silencio unos cuantos segundos más para recomponerme; vi como Clarke desesperada por no hacer entender al muchacho, comenzó a zarandearlo y no solo eso, sino que lo tachaba de incompetente e indolente.

—¡Clarke! — De inmediato el zarandeo cesó y los ojos de ambos se centraron en mí. — ¿Puedes soltar al oficial? Él solo está haciendo su trabajo. — Mi esposa, testaruda y tierna, con la boca abierta negó a sacar sus manos de ahí, mientras el oficial asentía asustado. — Clarke. — Lancé en tono de advertencia. — Suéltalo, de esa manera podremos hablar. — Volvió a negar. — Mi amor, necesito que lo sueltes porque quiero saludarte y para eso, necesito que tus manos estén en mi cintura y tus labios en los míos.

Esta vez tuve suerte, y de haberlo sabido, hubiera partido por decir eso en ver de ver como seguía asfixiando a ese pobre hombre. Clarke asintió efusiva y despegó sus manos del hombre para deslizarse hábilmente hasta llegar a mí y abrazarme con fuerza. Antes de que pudiera decirle algo, sus labios tomaron los míos con desespero, sacando toda la frustración de esos días con la agresividad de su lengua y la fiereza de su boca. Los dientes se clavaron en mi labio inferior y su lengua volvió a hundirse en mi boca, enredándose con la mía y me arrancó el aire de golpe.

—Se... se... señorita...— El policía parecía reticente a irse.

Clarke gruñó contra mi boca y de no ser porque la tenía agarrada, ella hubiese arremetido otra vez contra el oficial.

—¡Está interrumpiendo! — Bramó. — ¡Y si no te vas, voy a ponerme en plan sexual enfrente de ti!

—¡Clarke! — Esa voz no era la del muchacho asustado, era de un hombre mayor y enojado. — ¡¿Qué te dije sobre el descanso de Lexa?!

Un hombre pequeño y rechoncho apareció detrás del oficial, caminando con un andar severo y con los ojos clavados en mi esposa. En una reacción completamente cobarde, cerró las manos en mi espalda y enterró la cabeza en mi cuello, huyendo de alguna reprimenda, cual niña acusada de una barrabasada frente a sus padres.

—Que tenía que dejarla dormir.

—¿Y qué te dije con respecto al sexo?

—Nada de sexo por al menos 24 horas. — Susurró escondida.

El hombre parecía satisfecho de avergonzar a Clarke y estaba completamente dispuesto a seguirla torturando de alguna manera. La sonrisa ladina que marcó sus facciones me hizo entender que seguía con su plan de tortura a base de preguntas.

La Bella y la Bestia. (Clarke GiP).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora