Capítulo 25. - Somos familia.

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Lexa

El primer día, literalmente, no habíamos hecho nada más que dormir. Aterrizamos cerca de las 6 de la mañana, lo que nos había dado un corto periodo para dormir si tenemos en cuenta que el lívido de Clarke estaba encendido al 200% y que cada oportunidad que tenía de tentarme, la tomaba. Esa noche no había sido una excepción, ahora, escondida bajo el pretexto de celebrar mi cumpleaños y refugiadas por el sonido que emitía el motor del avión, ella me hizo tocar el cielo con la punta de los dedos repetidas veces, obligándome a amortiguar los gritos en la almohada para no perturbar los sueños de Octavia o el de Heda, la cachorrita que dormía en el suelo de ese pequeño cubículo individual que convertimos en casa de tres.

Como era de suponer, Abby Griffin solo nos dio una mirada furtiva para después reírse en nuestras caras sobre lo obvias que podíamos resultar luego de una "noche feliz". Claramente Clarke la reprendió, y yo solo pude hacer lo único que podía en estas situaciones, me sonrojé hasta la raíz del pelo.

—En esos mismos camarotes duermen tus sobrinas. — Lanzó entre risas. — Eres una puerca, todo por no poder cerrar tus pantalones. — Y cuando pensé que la humillación no podía ser más grande, ella sonrió de esa manera malvada que solo traía problemas. — Bueno, cuando esa cosota decide salir a jugar, dudo que su pantalón pueda mantenerse cerrado.

—¡Ya, ya, por favor, mujer! — Gritó Clarke moviendo las manos efusivamente frente a la cara de su madre. — Mira que no estamos solas. 

La mujer llevó la vista más allá de donde estábamos nosotras, encontrándose con Octavia en un estado de confusión inducido por el estado de somnolencia en el que se encontraba. Apenas pudo simular una especie de saludo con la mano.

—Cariño. — Esa mujer, completamente loca (como solía decir Clarke), nos sorteó de manera exitosa para abrazar a Octavia como la primera vez que lo hizo conmigo. — Disculpa, no te había visto, supongo que eres familiar de Lexa.

Vi el nerviosismo tomar posesión de mi pelinegra. — Eh...yo...yo... es que...

—Es mi hermana mayor. — Sonreí. — O bueno, es como si lo fuera. Ella y otra persona más son mi única familia.

La sonrisa de Abby calmaba a cualquiera, poder que había heredado su hija, porque con una sola sonrisa sincera (de las pocas que nos regalaba a los simples mortales) ella lograba rendir al mundo a sus pies y dejarlos en una especie de estado placebo, en donde lo único que podíamos hacer, era ceder a su voluntad absoluta.

—Pues me alegro de que esté acá. —Volvió para darle una sonrisa a Octavia, quizás infiriendo que el nerviosismo no la dejaba hablar. — Sobre todo porque las sorpresas que tenemos para el cumpleaños de Lexa son muchas.

—Creo que Clarke ya le dio la primera. — Lanzó bajito, pero con una sonrisa pícara acompañando sus dichos mal intencionados. — Y bien que lo disfruto.

La mujer mayor apuntó despreocupadamente a mi amiga y dijo con una alegría propia de ella. — Me cae muy bien, creo que ella y yo seremos grandes amigas.

—Claro, todos son sus amigos cuando se trata de burlarse de ¡SU HIJA! —Y tan pronto como comprendió que su madre la ignoraría por darle atención a Octavia, decidió ignorarla para centrar su atención en mí. — Se estaba burlando de mi cosa. — Un puchero me corroboró que ella era una especie de bebé en un cuerpo de adulta.

—Pobre bebé. — Dije para consolarla, y quizás para reírme un poco.

—A ti te gusta, ¿verdad?

Desgraciada, tierna y pervertida Clarke Griffin.

—Sí, Clarke, me gusta tu cosita.

—¡No es una cosita! — Ella me giró para abrazarme por la espalda y pasar sus manos hacia el frente de mi cuerpo, haciendo el ademán de medir algo con las manos. — Es una cosota que mide...

La Bella y la Bestia. (Clarke GiP).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora