Al caer la tarde llegó el doctor, estaba muy agotado por lo que sólo se metió a bañar, se vistió su ropa de cama y se fue a dormir. Por un momento le dio algo de alivio a la dama. No era que no quisiera a su esposo, era que se estaba ahogando en una profunda desesperación, como un mar oscuro, del cual no sabía cómo salir. Por lo que se recostó junto a él tranquila de no vivir aquellas pesadillas. Al día siguiente volvió a su rutina, aunque las noches eran un poco difíciles, temblaba y pasaba saliva al recibir las caricias del pelirrojo, pero no tenía un argumento para negarse a pasar una noche de pasión, porque ¿quién creería que viene un hombre invisible en sus sueños a violarla?
Por unos días nuevamente regresó la calma, una vez más comenzó a tejer prendas para bebé, ilusionada porque ese mes no había tenido su período, sin embargo sentía mucha vergüenza para decirle al doctor. También buscó nombres para su hijo, descartando por ahora sus notas para darle un título al local. Aunque el caballero no era muy perspicaz, notó el ligero cambio en la chica, por lo que supuso que su esposa había quedado en cinta. Emocionado le habló esa mañana del asunto.
- ¡Oye Inoue! ¿No creés qué estás embarazada? - dijo algo sonrojado el pelirrojo
- ¿¡He!? Pues tal vez, no lo sé... - dijo nerviosa apenas pudiendo sostener la taza que servía al hombre
- No te preocupes, es algo natural que pasé. Después de todo hemos estado juntos varios meses... y es algo que los dos queríamos... - dijo con una sonrisa el de ojos avellana
- Sí, tienes razón y pues lo sospechó porque este mes no me ha bajado... - dijo ruborizada la mujer
- Vamos a revisarte... - dijo el feliz médico
- ¿¡He!? Bueno para asegurarnos... - dijo contenta la pelirroja
Entonces al terminar el desayuno, fueron al hospital, para Orihime era bastante vergonzoso a pesar de que su esposo fuera médico ser examinada de esa manera.
- No es embarazo, sólo un leve retraso... - dijo el de bata
Los dos suspiraron con decepción.
- Solo es un retraso. Te voy a recetar un té y unos días de dieta, con eso deberías estar bien... - dijo el caballero
- Gracias joven Kurosaki... - dijo la chica
Volvió a casa dejando a un lado las costuras. En el ático descansaba el pequeño demonio, quien fue visitado por sus dos extrañas maestras.
- ¿Cómo estás Ulquiorra? - dijo la voluptuosa
- Señora Unohana, señorita Kuchiki... - dijo apenas abriendo los ojos el íncubo
- ¡Tan educado como siempre! Hemos venido a felicitarte por tu buen trabajo... - dijo la menuda
- No he hecho nada especial. Solo lo que cualquier persona haría... dar a su amada flores... y darle su corazón en las noches... - dijo ligeramente confundido el ojiverde
- A eso nos referimos. Lo haz hecho muy bien... así que ahora te daremos dos medallas nuevas... como recompensa... con ellas vas a lograr que... bueno tu amada tenga un hijo, ¿la chica lo quiere no es así? - comentó Yachiru
Esto avergonzo al caballero.
- Pues sí. La vi escribir un poco y tejer ropitas... esa siempre fue nuestra ilusión... - dijo el pelinegro
- Bueno con esto ya no va a ser solo noches de sexo salvaje... - dijo con cierta alegría la de ojos violeta
- Ahora van a tener al fin un pequeño... - dijo la dama del vestido largo
Esto hizo sonreír levemente a Ciffer. Él nunca creyó en amuletos o cosas así, pero si por un momento aquello funcionaba iba a ser el hombre más feliz por ser papá.
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Mi querido íncubo
Hayran KurguUlquiorra y Orihime son una dulce pareja de novios que están próximos a casarse. Sin embargo la amargura llega a sus vidas por culpa de la guerra. Intentando proteger a su prometida Ciffer muere. Pero ahí no termina su historia del ojiverde sino que...