Capítulo 11: ¡Aléjate!

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- Gracias por no dejarme sola... iré por un trapo y un poco de hielo... vendré enseguida a curarlo antes de desayunar... - dijo la chica

- Te esperó... - dijo el caballero

La dama bajó rápidamente, no era a quien esperaba el demonio. Tal vez ese hombre se había metido por la ventana y bajado usando las plantas, incluso el árbol que crecía cerca del marco. Estaba algo decepcionado, a su vez de muy feliz por ver a su amada en perfecto estado. Miró que buscaba algunas cosas, escuchó atento a su susurro y le acercó un paño limpio. Inoue se dio cuenta de que habían movido aquello, incluso al ir a la hielera se la abrieron. Ya era innegable que había un poltergeist ahí. Entonces subió nuevamente a la habitación, Ciffer quería ayudar a su esposa, pero estaba muy cansado, necesitaba dormir.

Así que regresó al ático, no se había olvidado de aquel hombre que había entrado en su casa. Pero por ahora no había mucho que pudiera hacer, así que se limitó a acomodar todo en la cafetería antes de volver a su refugio. Orihime ponía el hielo sobre el golpe en el rostro de su esposo.

- ¿Se siente mejor joven Kurosaki? - preguntó la chica

- Se ve peor de lo que es. Gracias. Tomaré un analgésico y un desinflamatorio. Con eso estaré bien. Solo iré a reportarme al hospital, dar unas indicaciones y vamos a la iglesia con el sacerdote... - recalcó el pelirrojo

- Sí... - dijo la dama

Luego de unos minutos, bajaron a la cafetería. La doncella preparó el desayuno, una vez que terminaron de comer, el doctor fue hasta la clínica para dar a las enfermeras y residentes algunas instrucciones. Después regresó al local, que permanecía cerrado, tomados de la mano fueron hasta la iglesia local. El sacerdote apenas abría las puertas mientras un par de monaguillos ayudaban a limpiar.

- ¡Buenos días padre Juran...! - exclamó la chica

- ¡Buen día señorita Inoue...! - dijo el religioso

- Queríamos que nos ayudará a bendecir nuestra humilde casa... - dijo el caballero

- Por supuesto. Han sido tan buenos y han ayudado tanto a esta comunidad que sería un placer ir a bendecir su casa... ¿les parece si los acompañó después de la misa...? - dijo el rubio

- Por supuesto padre. Aprovechamos para acudir a su misa y comprar algunas cosas... - dijo el de ojos avellana

- Muy bien. Entonces adelante hijos míos para que en unos minutos empiece... - comentó el sacerdote

El par se sentó en la primera fila, pronto comenzaron a entrar los feligreses a la pequeña iglesia de San Esteban. El joven ojiverde dio una emotiva misa, el matrimonio pasó a comulgar y después esperó por el religioso afuera de la construcción. El amable clérigo los acompañó, todos los vecinos felices creyeron que la bendición era por su primer año, así que les llevaron velas y flores. La luz del sol iluminaba solemne, por lo que el padre no sólo dio oraciones y rocío agua bendita por la casa, sino en parte del hospital para pedir por la recuperación de los enfermos.

- Qué sigan prosperando y que puedan seguir ayudando a otros... - les dijo el rubio

- Muchas gracias por todo Padre... - dijo la dama

Entonces el religioso dio media vuelta y dejó a la pareja.

- Espero que ésto calme lo que pasa en nuestra casa. Todo estaba bien... ¿cuándo fue que empezaron esos fenómenos...? - dijo Ichigo

- Pues no estoy segura aunque yo me preguntó más el porque... - dijo la esposa

- No lo sé. No hemos hecho nada malo... pero supongo que no importa... vamos a seguir con nuestra rutina mañana... - dijo el caballero

Mi querido íncuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora