I. 𝐋𝐀𝐒 𝐖𝐎𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐒

200 19 133
                                    

Desde que ella murió, su vida no ha vuelto a ser la misma. Eso ocurrió hace dos meses, pero en esos dos meses Tsubasa se volvió una persona muy distinta a la que era antes de eso.

Él solía ser un niño muy sonriente y alegre que sólo vivía para el fútbol. En su casa estaba su mamá, y de vez en cuando su padre cuando no iba a navegar en crucero. Tenía una economía estable, una linda casa, todo el amor del mundo, y lo que más le gustaba: su balón de fútbol, quien ha sido su mejor amigo desde que nació, prácticamente. Sin ese balón, no podría vivir.

Pero este año entró a una nueva escuela donde nadie seguía sin prestarle aunque sea un poco de atención, esto debido a que siempre corría tras su balón de fútbol, a donde quiera que iba, incluso le hablaba al objeto esférico. Nadie quería acercársele, solamente una persona en especial.

Ella...

Sanae Nakazawa, quien se enamoró de él al ver su gran habilidad en el fútbol, además de su apariencia física. Le cautivaba tanto ese joven, que decidió acercarse a él y hablarle, pero el joven apenas le prestaba atención. No le hablaba mal ni nada, pero no era muy pegado a las personas, debido a que no estaba acostumbrado a socializar, y por su apego al balón. Pasó un mes donde Sanae seguía intentando ser su amiga, aunque sea, pero no había caso.

Entonces... un día pasó algo trágico. Tsubasa vio a muchos alumnos asomados a una ventana, se acercó, y miró hacia abajo... lo que vio lo dejará marcado de por vida.

Sanae se suicidó.

Desde ese entonces, dejó de ir a la escuela. No soporta a sus compañeros, ya que al enterarse de que ella estaba enamorada de él, lo empezaron a culpar, y hasta a golpear. Socializar con personas nunca será para él. Su mamá lo entendió y lo apoyó. No quiere que su hijo vaya a la escuela sintiéndose así. Tsubasa casi no sale de su habitación, y abraza a su balón de fútbol, recordando todos esos momentos felices que vivieron juntos, pero a la vez se siente mal porque por culpa de su obsesión por el fútbol no le ponía atención a Sanae. Ahora tiene un sentimiento de amor-odio por el fútbol.


El joven azabache se encuentra caminando durante el atardecer, casi al anochecer. Su mamá comprendió que salir a caminar a una hora donde no haya nadie lo ayuda a relajarse, y lo deja salir a las siete y media de la tarde a caminar por el parque. Está bien, porque la ciudad no tiene una tasa muy alta de delincuencia y secuestros, lo que sí es alarmante es la tasa altísima de suicidios...

Tsubasa pasa por el parque, apenas iluminado por algunos faroles llenos de polillas, no había ni un alma, mucho silencio, mucho verde, aire fresco... Es el paraíso. Al inhalar ese aire puro se siente pleno, y por unos momentos feliz; es capaz de esbozar una leve sonrisa.

─Eso es tan hermoso. Todo el parque para mí solo─ empieza a correr alegremente por un sendero que lleva a las afueras del parque.

Luego de atravesar el parque, se encuentra con unos cuantos comercios pequeños, es un barrio pequeño y uno de los más oscuros de la ciudad. Atravesando ese barrio se encuentra el cementerio, lugar donde descansan en paz cientos de personas.

─En ese lugar se encuentra Sanae...─ piensa con mucha seriedad.

En eso, se da cuenta de que hay un señor, aparentemente alcohólico que quiere sacar una lata de cerveza de un refrigerador que estaba afuera de un kiosco.

─Esta máquina de mierda no me quiere aceptar mis monedas, ¡lo que luché por conseguirla! ¡Vete al carajo!─ le da una patada a la máquina y salen cinco latas de cerveza─Mucho mejor... ¿Huh? ¿Qué haces en un lugar como este a esta hora, niño? ¿Acaso vives aquí?─ le pregunta a Tsubasa.

𝗟𝗔 𝗖𝗜𝗨𝗗𝗔𝗗 𝗗𝗘 𝗟𝗢𝗦 𝗦𝗨𝗜𝗖𝗜𝗗𝗔𝗦 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora