Capítulo 19.

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—¿Alguna vez has estado entre la espada y la pared? —preguntó Taeyong mientras giraba un dado gris entre sus dedos, una pieza de la colección de Jungwoo. Estaban en la oficina, y la pregunta parecía surgir de un lugar más profundo dentro de él.

—¿A qué se debe la pregunta? Te recuerdo que esta tarde tienes una sesión fotográfica más ¿No dormiste bien? Te ves horrible.

—No es nada, solo la idea vino a mi cabeza.

Yuta había tenido suerte de que Jungwoo no fuera madrugador. Se había marchado temprano de casa, pero Taeyong lo vio, sus hombros caídos y una expresión de agotamiento en su rostro. Los ojos hinchados de Yuta hablaban silenciosamente de una noche sin descanso y Taeyong sintió una punzada de culpabilidad.

—¿Se puede comenzar una relación aún cuando desde el principio no ha sido sincero? —preguntó temiendo a qué Jungwoo entienda su repentino cuestionar.

—Es complicado si lo pones así, entonces debes ser sincero. —comentó Jungwoo revisando el teléfono, concentrado en algo al parecer pero todavía escuchándolo.

—¿Y si es difícil y no se dice nada? ¿No estaría engañando?   

—Depende del asunto. Sin embargo, te aconsejaría que no deberías ocultar nada importante. Si realmente te importa esa persona, querrás empezar con el pie derecho.

Aunque el chico después no cuestionó nada, se había concentrado en lo que estaba trabajando creyendo que aquello no había sido de tanta relevancia, a veces Taeyong habla de cualquier cosa. Era eso. Se encogió de hombros cuando el mayor no siguió con sus preguntas.

Taeyong asiente con la cabeza aunque su amigo no lo ve. Deja de jugar con el dado para ponerse a trabajar. Por la tarde deja que sus estilistas lo arreglen, le comentan lo mismo que Jungwoo: “Debe dormir para que su rostro no se vea afectado”.

Si hubiese sido sencillo no estaría viéndose fatal.

La sesión tardó más de lo habitual y le había costado sonreír. En sus años de modelo nunca había mezclado su vida privada con el trabajo pero ahí estaba él, perdido en sus pensamientos.

El rostro afligido del joven japonés llegaba a su mente causando punzadas desagradables y amargas a su ser.

Después de que un mensaje le llegara de parte de Jungwoo, Taeyong se preocupó. Debido a que su amigo también trabaja para otras personas, ha estado ocupado, por eso le pidió a Taeyong que recordara a Yuta no quedarse hasta tarde trabajando. Resulta que Yuta aún está en el edificio.

Al llegar a la oficina, frente a la suya estaba la de Yuta y se preguntó si el chico estaría allí. Además, las persianas estaban cerradas por lo que no podía ver hacia dentro.

Alzó su mano, sus nudillos tocaron la puerta, los golpes sonando casi al ritmo de su corazón, irreal, lentos y temerosos.

No escuchó nada del otro lado y por lo que creyó, el chico tal vez ya se había ido a casa pero cuando Taeyong sujetó la manija de la puerta y esta al parecer no tenía seguro, entró a la oficina y Yuta estaba ahí. Dormido, acostado en el sillón de cuero a lado de la puerta de la oficina, Taeyong cerró la puerta tratando de no hacer ruido.

El joven dormía con el ceño fruncido y los labios levemente separados, Taeyong se sentó a su lado con cuidado de no despertarlo pero Yuta parecía tener el sueño ligero porque de inmediato abrió los ojos casi asustado, y apenas sus miradas cruzaron, el semblante de Yuta cambió a uno serio mientras que su mirada expresaba tristeza. 

—Hola —dijo Taeyong suavemente, intentaba no romper el frágil silencio—. Casi es hora de comer, ¿quieres que traiga algo o prefieres que vayamos juntos?

Razones Ocultas ⋮ TaeYuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora