Capítulo 21.

153 19 4
                                    

Todo el departamento estaba a oscuras, excepto por la tenue luz de una vela encendida en su habitación, a punto de consumirse. Taeyong buscaba paz consigo mismo, intentando tranquilizarse.

Con los ojos cerrados, tarareaba una melodía popular que había escuchado de camino a casa en la radio de su auto. El coro pegadizo le ayudaba a olvidarse del mundo exterior y de sus problemas por un breve período.

Escuchó un ruido fuera de la habitación y pensó que podría ser Jungwoo, quien solía levantarse a medianoche para ir al baño o buscar algo de comida.

Soltó una maldición cuando escuchó unos toques en su puerta. No era Jungwoo, estaba seguro de eso. Intentó ignorar los sonidos, sabiendo quién más podría estar llamando a su puerta a esa hora. Los golpes eran insistentes, pero no se escuchó ninguna voz. Quizás esa persona esperaba a que Taeyong hablara primero.

No estaba de humor para ver a nadie ni escuchar lo que tuviera que decir, aunque no tuviera la culpa de la situación que se dio hace unas horas. En cambio, Taeyong se sentía culpable. Como en la típica frase: no eres tú, soy yo.

La puerta se abrió, no hubo necesidad de mirar, sabía que era Yuta quien había ingresado a su habitación, escuchó la puerta cerrarse y la habitación quedó un poco a oscuras.

—¿Taeyong? —llamó el joven, acercándose a la sombra del hombre sentado en el sillón al otro extremo de la habitación.

Taeyong estaba sentado en su sillón de gamuza, con las piernas sobre la mesa ratona donde la vela emitía un aroma agradable que podría relajar a cualquiera.

—Buenas noches, Yuta —susurró Taeyong con una tranquilidad inquebrantable. Aunque estuvieran en la oscuridad, pudo distinguir que Yuta se mordía los labios. Él también estaba nervioso.

—Tú... tú viste... —comenzó Yuta con voz temblorosa, tratando de pasar el nudo molesto en su garganta.

Temía la reacción de Taeyong por lo sucedido en el evento.

Taeyong suspiró profundamente. No está molesto, los celos lo están consumiendo pero eso ahora era lo de menos. Sabía que Yuta era honesto con sus sentimientos.

Lo único que quiso hacer después de llegar del evento fue dormir, pero no podía. La escena del beso seguía repitiéndose en su mente.

Bajó los pies al suelo y recostándose por completo en el respaldo del sillón, miró de pies a cabeza al joven, analizando lo poco que podía ver de su rostro.

Con una suave caricia en el muslo, Taeyong le indicó a Yuta que se acercara y se sentara en su regazo. Tal vez en otra ocasión Yuta se habría avergonzado, ya que no habían estado en una situación similar antes. No sabía qué esperar, Taeyong no le estaba diciendo nada. Yuta no sabía si sentirse aliviado o asustado ante el silencio. Aún así, se acercó.

Taeyong posó una mano sobre las temblorosas manos de Yuta mientras el otro brazo rodeaba su cintura. La respiración cerca de su cuello le erizó la piel y el beso que Taeyong dejó en su hombro terminó por acortar su respiración.

—No te sientas culpable —Taeyong susurró en su hombro causándole un cosquilleo—. Te confieso que quise robarte cuando ese tipo puso las manos sobre ti, Yuta. —su tono suave mezclado con su voz ronca causó en él un estremecimiento que no supo explicar.

Taeyong repartió besos por sobre la tela del traje en su hombro subiendo por la curvatura de su cuello mientras Yuta se quedaba sin palabras, la mano de Taeyong masajeaba con delicadeza la parte detrás de su cuello.

—Definitivamente me tienes tan perdido. Soy tuyo Yuta y quiero que seas mío también. —murmuró en su oído ayudando a Yuta subirse a su regazo dejándolo acomodarse con las piernas a lado de sus caderas, Taeyong tuvo mejor acceso al cuello de su chico, lamía y succionaba la piel a su antojo deleitándose con los suspiros del japonés.

Razones Ocultas ⋮ TaeYuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora