Capítulo 18

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Hoy luego de 5 años de mi felicidad he podido pensar claramente en mí, en mi relación y en mis planes para seguir siendo feliz, las decisiones que he tenido me han traído hasta acá, con nervios y sin miedo al cambio he podido enfrentar cada pequeña cosa del destino.

Aun mucho mejor, sintiendo el apoyo de mi perfecto acompañante, viviendo entre risas, lágrimas, celos sin sentido, peleas que terminan en lindos abrazos correspondidos...

Hoy por fin me decido a cumplir uno de mis más grandes sueños, uno que siempre estuvo ahí, uno que creció con mucho amor y cariño de las personas que más he amado en esta vida.

—¡Amor! —llamé apurada a Harley quien estaba alistándose para salir.

—¡Ya voy cariño dame un segundo! —me reí, ya que siempre era él quien se tardaba en alistarse, siempre llegaba tarde a todos lados.

Termine de tomar mis cosas y vi poco a poco como bajaba las escaleras acomodando una corbata y su peinado totalmente hacia atrás.

—¡Wow! —dije al ver como lucía, realmente tenía una cara tierna, las camisas solían quedarle muy bien, lograba verse bien en cada faceta que él deseara.

—¿Muy exagerado? —pregunto avergonzado, ¡si! después de años aún seguía siendo ese chico nervioso.

—No, no, ¡es que te ves encantador! —me acerque a él para oler su cuello, tenía una fragancia a vainilla que lograba quedarse en mi mente todo el día...

—¿Acaso no te has visto en el espejo? —pregunto mientras me veía con picardía, esos ojos de otoño me decían a gritos bésame.

—¡Tú podrías ser mi espejo! —dije acercándome para besarlo.

—¡Sería un honor porque así podría decirle lo hermosa que estas cada día! —me beso de una forma lenta, tranquila, con mucho cariño y ternura.

Tome sus mejillas y lo aleje de mí, su altura hacía que tuviera que alzar un poco mi cuerpo o a traerlo hacia mí con delicadeza, de un poco de aquel labial brilloso en sus labios, al alejarme él relamió sus labios borrando aquella pizca del labial.

—¡No te comas el labial tonto! —grité empujando, me reí porque aunque se lo dijera muchas veces siempre lo hacía.

—¡Sabes a fresas no es mi culpa! —dijo de forma inocente para respaldarse.

—¡Tal vez por comer muchas!, ¡es tu culpa tú me las compras! —cruce mis brazos olvidando totalmente que íbamos tarde.

—Encantado de alimentarla —se detuvo a ver su reloj—. ¿Pero qué tal si corremos un poco?, digo para quemar calorías o tal vez llegar temprano a la inauguración de tu pastelería mi vida.

Nos reímos y salimos a paso acelerado, cerré la puerta y él corrió para abrir las puertas de nuestro auto, luego de que entre en el asiento del copiloto el cerro mi puerta.

¡El siempre tan amable y caballeroso!

Se subió del lado del volante y me dio un beso en la mejilla antes de arrancar, íbamos un poco lento, ya que yo se lo pedía, yo movía mis dedos por los nervios, después de tanto tiempo por fin hoy daría el primer día de apertura a mi pastelería, todos en la familia estaban felices, los chicos en Alemania también aunque hace mucho no iba a visitarlos...

Había perdido mucho contacto con mi madre, ya que Roma decidió quedarse acá en Italia hoy con 21 años ha podido mejorar su vida, al menos pude hacer algo por ella antes de que entrara en aquel hueco en el que yo estaba.

Hasta los momentos tampoco tome valentía para hablar con mi verdadero padre, no le guardaba rencor, pero tampoco quería saber nada él.

Evite ir a Frankfurt por un tiempo mientras estabilizar mi vida en Italia, tengo entendido que aquella persona que hizo que mi vida fuera un desastre salió de la cárcel, cumplió su condena y según todos se alejó de todas las personas, tal vez es un hombre nuevo, pero ami no me dan ganas de saber que paso con él.

Mi propio lienzo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora