Capítulo 3

12 4 0
                                    

Mi soledad pasó a ser distinta, mi atención fue dirigida a Tai, ese pequeño me ha distraído lo más que ha podido, convirtió mi soledad en suya.

Estaba acostada en la cama, observando como él dormía, no despertaba, pero su estómago subía y bajaba por la respiración, le daba una medicina que me dijeron que debía darle así que todo parecía estar dentro de lo normal.

El atardecer estaba a punto de caer, pensé que otra vez pasaría un día, hasta que una llamada interrumpió mi paz.

—Hola...

—Hola, Galicia, soy el dueño del pequeño restaurante al que intentaste buscar trabajo —dijeron al otro lado del celular.

Sentí una pequeña emoción, así que no tarde en contestar.

—Sí, dígame, ¿puedo ayudarlo en algo? —dije un poco avergonzada.

—Si de hecho, creo que eres perfecta para el trabajo, ¿te gustaría venir mañana para la entrevista? —preguntó muy tranquilamente.

—Si, seguro, ahí estaré —dije emocionada.

—Entonces, es un trato, ahí nos vemos —luego de decirlo, corto la llamada y comencé a gritar de la emoción.

Intente tomar a Tai, pero no parecía reaccionar, mis nervios por la entrevista fueron borrados al ver que Tai no podía sostener su cuerpo.

—¿Tai? —pregunté moviendo sus orejas.

—¿Bebé? —pregunté una vez más.

Lo llevé a mi oído y podía escuchar su respiración, pero aún no estaba convencida.

—¿Debería llevarte al veterinario? —sé que no iba a responder, pero es mi primera vez teniendo una mascota.

—Creo que es lo mejor para ti, déjame buscar mi dinero.

Lo deje en mi cama y fui a buscar las cosas, "como mi dinero y celular", lo tome en su jaula con unas mantas nuevas, y decidí tomar un taxi.

El taxi no tardó en llegar al veterinario más cercano, me baje del carro observando aquel cartel de colores rojos y verdes, con huellas por todo el cartel, tome a Tai para entrar en ese lugar.

Al entrar, el olor a medicina, maullidos, cantos de pájaros y más sonidos se hicieron parte de la escena, había una chica en la recepción, así que me acerque a preguntarle.

—Hola, disculpe... —dije con una sonrisa y cargando a Tai entre mis brazos.

—Hola, dígame, ¿en qué puedo ayudarla? —dijo amablemente.

—Es que, a ver, él es mi primera mascota, aún no estoy seguro de cómo cuidar uno, pero no hay que ser expertos para saber que no está del todo bien ¿verdad?, no le gusta comer, y no se sostiene, a veces parece muertito, mire —levante a Tai y él parecía tener más flojera que vida.

La chica sonrió tiernamente y dijo.

—Es muy lindo y no te preocupes, es realmente fácil tener una y gracias por venir acá, el doctor y yo te ayudaremos a que él esté bien y podremos darte tips para que lo cuides —tomó unas hojas para tomar nota.

—Me parece gran idea —dije acariciando a Tai.

—Me daría los datos de usted y de él —dijo tomando nota.

Yo hice lo que me pidió para luego volver a tomar asiento y esperar, el doctor aún estaba ocupado con otra mascota, o al menos eso me dijeron, tome asiento al lado de un chico que parecía estar un poco preocupado.

Movía su pie con inquietud, lucía un saco marrón, jeans ajustados, un chico de cabello cobrizo y ojos celeste, parecía ser joven.

No sé que cosas pasaron por mi cabeza, no sé que tanto he cambiado, pero sentí un poco de empatía con él.

Mi propio lienzo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora