Capítulo 2

30 4 0
                                    

El viaje más triste de mi vida, estaba por comenzar, mi decisión más dura.

¿Así se siente perder y empezar de nuevo?

Perdí las razones para empezar, aun extraño cada pequeña cosa, sé que no quiero olvidar nada esto, aunque extrañarte no tiene sentido alguno, sé que es lo único que me queda.

Te ame en cámara lenta, y terminé quedándome con tus últimos recuerdos, soy esa cinta de la cual nadie se quiere deshacer, guarde lo mejor de ti, guarde tus risas finales, aquellos apodos, aquel amor que solo pudiste ofrecer, yo fui la afortunada que lo recibió, o tal vez tú fuiste el de la mala suerte por encontrarme.

Este arrepentimiento no sé ira así tan fácil, no hubo un segundo en el que no te necesitara, ¡si!, mis problemas desaparecieron, pero tú debías quedarte para que mi todo fuera perfecto.

Todos me han dicho que así es la vida, que a veces se gana, que a veces se pierde, pero yo siento que solo perdí.

La ventana, no se veía convincente, era un recuerdo doloroso, no me gustaba sentir que la noche era pasajera, era una forma de sentir que tu amor nunca lo fue.

Con pensamientos dolorosos, mis lágrimas derramándose, mi cabeza apoyada en la ventana, me quede dormida.

Desperté un par de horas después, aún lejos de mi destino, solté un suspiro con dificultad, el frío me estaba helando, pero sin darme cuenta era cubierta por una chaqueta de algodón color café

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desperté un par de horas después, aún lejos de mi destino, solté un suspiro con dificultad, el frío me estaba helando, pero sin darme cuenta era cubierta por una chaqueta de algodón color café.

Me sorprendí y opte por quitarla, sin querer la tire al piso por el miedo, sé que no era mía porque era un poco más grande, además pertenecía un hombre.

Levante la chaqueta para luego escuchar una risa tranquila proveniente del puesto de al lado, al levantar la mirada tuve una sorpresa y a la vez de miedo.

—Disculpe, usted estaba temblando así que solo quise ayudar —dijo aquel chico con formalidad y acento italiano.

—Hmm... Gracias por eso, pero no tenías por qué hacerlo —dije devolviendo su chaqueta.

Él la tomo con una sonrisa, su cabello era color café con tonos rojizos tal como el de una hoja de otoño, ojos marrones claros, o al menos eso alcance a ver en la oscuridad que había en el tren nos transportaba.

—¡Me presento soy Harley! —estiró su mano, tenía un rostro sonriente.

No tuve otra opción que darle mi mano, al tocar la suya sentí una suavidad que la conformaba, sin pensarlo pude sentirme cómoda, no parecía alguien que podría representar algún tipo de inquietud.

Sonreí sin despegar mis labios y miré hacia la ventana, pero su voz interrumpió de nuevo.

—Puedes usarla nuevamente, no tengo algún problema de todas formas llegaremos alrededor de... —se detuvo a observar un reloj que portaba en su muñeca—. 20 minutos.

Mi propio lienzo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora