Capítulo 1

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1 Año desde que Logan ya no está. 

La vida me pago de la peor manera, la vida tenía las peores realidades para mí, la vida sabia como llevarme a lo más bajo del dolor, la felicidad era un sentimiento que estaba lejos de mí, sentí el miedo de la forma más profunda y existente.

Mi vida era un tornado de emociones, vueltas una tras de otra, arrasando con cada rastro de tranquilidad en mi vida, mi tornado eran aquellas personas que un día considere importantes.

Me di cuenta de que fui una tonta al pensar que la vida era difícil antes de eso.

"La partida de la persona que más ame"

...

El cementerio se volvió mi lugar seguro, nunca pensé que un lugar en el que descansan aquellas personas que un día amamos sería un lugar que podría darte paz.

Mis llantos, mis dolores, mis ganas de vivir, y otros sentimientos han terminado acá junto a él, cuando más insegura estuve, cuando más débil estuve, incluso cuando pensé que estaba siendo fuerte...

Siempre vine acá, destruyendo más mi alma, llorando por esa persona que solo vino a mi vida para hacerme reír.

—Perdón —dije, me dejé caer en aquella pieza de cemento que contenía su nombre.

Lloraba dejando gritar a mi alma de una forma silenciosa...

Hace cuatro meses estaba esperando la llegada de mis dos hijos, dos pequeños que iban a hacer mi mundo perfecto, supe que iba a ser difícil en cuando me enteré de su existencia a los 19 años.

Me aterré, sufrí mucho miedo y pánico, pero me dolió más haberlos perdido.

3 Meses atrás, (Día del parto).

26 de Mayo.

Estaba nerviosa, mis nervios hacían temblar mis manos, también soltaba sonrisas sin sentidos, tenía escalofríos por todo el cuerpo, mi pancita era más grande que las demás mujeres de mi alrededor, era una de las más jóvenes ese día.

—Galicia Wayne —llamó la doctora.

Tuve que ir a otro hospital especializado, mi madre pensó que por mi condición y mi mal cuidado, necesitamos mejores instalaciones y mejores doctores.

Entre a la sala, los médicos hicieron un gran trabajo, pero aun así el dolor era fuerte, el dolor era incontrolable, casi irresistible, hasta que el dolor paró por un segundo.

Uno de los bebés comenzó a llorar, ahí es cuando entendí que tome la mejor decisión de mi vida, haberlos dejado nacer, aunque no fui perfecta, eso fue lo que quise.

Luego no escuche más su llanto, entre mis mareos y el dolor perdía mis sentidos, luego obtuve fuerzas de nuevo, escuche el segundo llanto, este era más agudo, supe que Hoony había llegado al mundo.

Solté una risa cuando mi cuerpo ya no podía más, pero la vida solo se preparaba para darme otro de mis golpes.

El doctor se acercó a mí para decirme lo que nunca quise escuchar.

—¡Lamentamos mucho su pérdida! —fruncí mi ceño sin entender.

—No, no puede ser cierto... —intentaba hablar, pero era complicado—. Yo... los escuché llorar.

—Seguramente causa de la anestesia, pero ambos tuvieron problemas al nacimiento, nacieron sin la respiración suficiente —dijo el doctor con un tono de voz que me aturdía.

—Usted me está mintiendo, yo... yo los escuché —dije una vez más, solo deseaba que fuera mentira—. Quiero verlos... Necesito verlos.

—No podemos, son reglas del hospital señorita —me rendí.

Mi propio lienzo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora