-Extra-

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-¡Mikey-kun! ¿Dónde estás?

Los tonos rojizos se hicieron presentes al momento de abrir sus ojos para observar a la persona que lo llamaba. Levantó su rostro para notar que los causantes de esos tonos eran derivados de las hojas anaranjadas proveniente de los múltiples árboles que lo rodeaban.

Estaba en un sendero lleno de árboles.

-¡Mikey-kun!

Otra vez esa voz, intentó buscarla pero no había nadie a sus alrededores.

Llevaba consigo su abrigo grisáceo y una bufanda con costuras extrañas de color beige, probablemente la hizo Emma en uno de sus primeros intentos.

-¿Dónde estabas? Te he estado buscando.

Volteó su cuerpo hacia donde estaba la voz para saber de quién se trataba esta vez. Para su sorpresa ahí estaba él.

Su novio, su héroe, su sol, su mundo, su Takemitchy.

-Llevo rato buscándote.-estaba agitado, parecía que hubiera corrido.- Sabes que soy muy lento.

¿Qué hacía él ahí? No lo malinterpreten, pero en verdad amaba que estuviera con él. Se veía adorable con su abrigo café junto con la bufanda roja que intensificará sus ojos curiosos azules, sus mejillas estaban casi igual tonalidad que una de las hojas de los árboles.

-Me aburría estar sentado yo solo, quería caminar mientras te esperaba.-respondió tranquilamente.

El rubio se acercó y le extendió un paquete envuelto

-Ten, lo compre para ti.‐su mirada inocente hacia que su corazón se acelerará sin una razón clara.-Había un puesto de dorayakis cuando pasamos y vi que tenías mucho frío, quizás esto te pueda ayudar.

Ni él mismo había notado que sus manos estaban heladas y sus mejillas junto a su nariz estaban sonrojadas por el frío que hacía. Tomó entre sus dedos el dulce que le obsequió, era su favorito. Lo guardo para luego comerlo cuando pudieran sentarse en un lugar tranquilo para hablar.

-Vamos a caminar, ¿si?-le preguntó el cenizo señalando al frente donde habían unas bancas.

-Claro, de paso podemos ver el estanque que hay cerca.

-¿Una carrera? El que pierde debe hacer todo lo que el ganador diga.-se posicionó en puntillas para iniciar.-A la cuenta de tres.

-Pero, soy malísima corriendo, por favor.

-¡Tres!

Emprendió a correr sin mirar atrás. Se sentía vivo, era divertido y la felicidad que sentía parecía ser eterna. Esos son los pequeños momentos que más valora en su vida y que los atesora con mucho recelo.

No se dio cuenta cuando llegó al final de su destino, frente de la banca se encontraba un estanque, al parecer los animales de alrededor se habían escondido, pero todavía quedaba por ver el paisaje que se manifestaba frente a sus ojos acompañado de la intensa luz del atardecer.

-Eso...no se vale.-fue lo poco que pudo pronunciar intentando regular su respiración.-Me las pagarás.

Mikey simplemente comenzó a reír a carcajadas por el aspecto del contrario. Le gustaba hacer pequeños retos para molestarlo y siempre terminaba ganando.

-Ven, siéntate.-dijo palmeando el asiento a su lado. Takemichi obedeció lo que mencionó.

Absolutamente todo era muy precioso, y todo lo mejoraba estar junto a la persona que más amaba.

-Tú ganaste, ¿vas a querer que te compre el almuerzo otra vez?-su tono de resignación se notaba. El cenizo negó colocando su cabeza en el hombro contrario.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2023 ⏰

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