¹

893 60 12
                                    

— Saturno es muy lindo, ¿No te parece? — aquella voz a su espalda la hizo saltar, con el corazón acelerado a mil por hora —. ¿Sabías que allí llueven diamantes? Lástima que es un gigante gaseoso que el hombre nunca podrá visitar, porque debería ser muy bonito e interesante tener un anillo como los diamantes de Saturno, ¿No crees? — Continúo, mientras miraba aquella maqueta colgante de Saturno, con sus anillos y unas cuantas lunas a su alrededor, era tan grande que ocupaba una gran parte del techo y se podía recorrer por toda la habitación.

— Maldita nerd, este lugar está cerrado — dijo Lisa en tono brusco, llevaba limpiando allí poco más de una hora de las doscientas que tenía que cumplir, y desde hacía cuarenta minutos las luces se prendían y apagaban, escuchaba pasos y ruidos extraños que le hicieron rezar todas las oraciones que creía haber olvidado de pequeña, todo para resultar en aquella sabelotodo con corte de niña que se notaba que no tenía nada mejor que hacer un viernes a las diez de la noche que pasearse por un aburrido planetario — ¿Cómo mierda entraste? Llamaré a seguridad.

— Oh, ¿Quieres el número de Sihyeon? — ofreció aquella niña bonita con ojitos de un felino.

— ¿Quién?

— La mujer de seguridad, es mi amiga, se llama Kim Sihyeon, ¿Eres nueva? — preguntó, ladrando su cabeza. — Soy Kim-

— Me importa un bledo, tienes que irte de aquí, está cerrado, tu amiga no debería dejarte pasar en primer lugar —la interrumpió.

— ¿Cómo te llamas? — la otra parecía ignorar completamente su tono de voz amenazante.

— Kete.

— ¿Kete?

— Qué te importa.

La chica nerd soltó una carcajada sincera, Lisa la miraba con el ceño fruncido.

— Eres graciosa — dijo, con una sonrisa gomosa que era muy hermosa.

— Lalisa Manobal — se presentó finalmente, en voz baja.

— Oh, qué lindo nombre, yo soy Jennie — hizo una reverencia —, Soy una de las guías del planetario.

— ¡¿Trabajas aquí?! ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio? — ahora sentía vergüenza de echarla ―. El lugar está cerrado igual, ¿Por qué estabas dando vueltas? ¿Para asustarme o qué?

— Oh, no quería asustarte, lo siento ― Jennie le puso ojitos de perrito, a Lisa le molestaba que tuviera ojos tan bonitos ―. Es que a la noche me gusta recorrer el planetario así me aprendo mejor todo el lugar para el día siguiente. A demás está muestra de Saturno es nueva entonces tengo que conocerla a la perfección para hacer la guía perfectamente.

Lisa frunció el ceño.

— ¿Haces eso todas las noches? —
preguntó.

— Bueno, no todas, a veces mamá me invita a cenar a un lugar especial y no me puedo quedar aquí hasta tan tarde, y los domingos el Planetario no abre, pero diría que unas cinco veces a la semana sí.

Lisa frunció aún más el ceño e hizo una mueca, aquella chica era bastante rara para su gusto, y decidió ir a limpiar a otra sala, escuchó aquellla joven despedirse con emoción pero ella ni siquiera se molestó en contestar.

Los días seguían pasando y pasando, ella iba a limpiar casi todas las noches, hacia mínimo tres o cuatro horas de servicio, así en alrededor de dos meses estaría libre de sus cargos. Le parecía estúpido tanto tiempo solo por hacer unos graffitis, más estúpido era el hecho de que solo ella había sido atrapada mientras que sus demás amigas y compañeras de crímenes, Jisoo y Rosé, alias Las Pinks, no habían tenido cargos.

Saturno | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora