I Am a Chief in a Primitive Tribe

Chapter 61: Redeemer

El jabalí, que originalmente había sido imposible para el clan Jiang, fue atrapado fácilmente bajo la cuerda de protección de Mu Feng.

Veinte o más jabalíes grandes fueron atados firmemente, la gente de Jiang usó palos de madera gruesos para atravesar las patas de los cerdos atados, en pares, llevando a los jabalíes de regreso a la tribu.

Al pasar por el lugar donde estaba el tigre, ya habían atrapado al jabalí y lo golpearon.

Cuarenta y un jabalíes pequeños, cuatro jabalíes grandes, más 21 jabalíes grandes, un total de 66 jabalíes.

Esto no incluye un gran jabalí que murió debido a la resistencia, y cuatro pequeños jabalíes que fueron aplastados hasta la muerte.

"¡Sesenta y seis, un número muy auspicioso!" Mu Feng estaba tan feliz, miró al jabalí que gritaba de un lado a otro y se tocó la nariz, "Parece un poco cruel. ¡A mitad de camino!"

Y la gente del clan Jiang ahora ve a Mu Feng como un dios.

¡Nunca pensaron que podrían atrapar tantos jabalíes a la vez!

"No sé si ese rey jabalí tomará represalias", dijo Mu Fengxin, "La venganza del jabalí sigue siendo muy fuerte".

Cuando estuvo en las montañas en su vida anterior, los viejos agricultores a menudo cavan trampas y atrapan jabalíes, pero una vez que los jabalíes escapaban, los cultivos en varias colinas cercanas se resentían.

Si a la tribu no le quedaba nada antes, naturalmente no se preocuparía.

Pero ahora el maíz crece fuera de la tribu, si los jabalíes llegan a Sahuan, el campo de maíz se verá afectado.

"¡Parece que cuando regrese, tengo que pensar en una manera de protegerme de eso!", Pensó Mu Feng.

Pronto regresaron a la tribu.

Al ver que el equipo de caza salió a traer tantos jabalíes a la vez, los miembros del clan Jiang estaban hirviendo.

"¡Gran Jefe Daxian!"

"¡Equipo de caza heroico!"

"¡Dios bendiga al jengibre grande!"

...

Mu Feng se quedó sin palabras, solo para darse cuenta de que siempre había cánticos de mérito, pero el camino era diferente.

Afortunadamente, no era la primera vez que veía esta escena. Hizo un gesto con la mano para indicar a la tribu que se retirara y luego hizo que la gente pusiera los jabalíes en la pocilga uno por uno.

Los jabalíes que acababan de llegar a un entorno desconocido estaban evidentemente inquietos y ladraban y levantaban la cabeza uno a uno en la pocilga.

De vez en cuando, hay jabalíes que intentan escapar de la prisión.

Es una pena que lo que Mu Feng preparó para ellos de antemano fuera un muro de piedra de dos metros de alto y un metro de espesor.

Mu Feng subió las escaleras desde el exterior del recinto hasta la pared de la pocilga, mirando a los jabalíes y rugiéndole con la cabeza en alto.

Frunció los labios: "¡Ahora solo grita, serás honesto en un rato!"

Efectivamente, no hubo demasiadas reuniones, y algunos jabalíes ya habían comenzado a adaptarse al nuevo entorno, haciendo pucheros y rodando.

Mu Feng se volvió hacia Lihu y Mingguang junto al equipo y dijo: "Encuentra algunas personas para mirar la pocilga. Una vez que haya un arco de cerdo, usa un palo para abrirlo, de lo contrario la pared colapsará".

“¡Sí!” Los dos asintieron.

"¡Pero, Jefe!", Preguntó Mingguang, rascándose la cabeza, "¿Qué le das de comer al jabalí?"

Mu Feng pensó por un momento y dijo: "¡Primero cava algunos brotes de bambú de Beishan y tíralos adentro, luego busca a algunas personas para ir al campo de maíz a recoger el maíz y guardarlos para alimentar a los cerdos!"

"¡Está bien!", Asintió Mingguang, "¡Encontraré a alguien que vaya allí y recoja todo el maíz!"

"¡No lo hagas!" Mu Feng agitó apresuradamente la mano, "¡No puedo terminar de elegirlos todos, guárdalos para el resto de los jabalíes!"

"¿Por qué?", ​​Se preguntó Mingguang.

"Si no les dejas algo de comer, correrán o vendrán a nosotros para hacernos daño".

"¡Oh!", Reaccionó Mingguang, "¿Te preocupa que el jabalí baje de la montaña para tomar represalias contra nosotros?"

"¡Sí!", Mu Feng asintió y dijo con una sonrisa: "La otra cosa es que no podemos atrapar completamente a estos jabalíes en este momento, pero puede que no sea necesario en el futuro. los jabalíes dejan de causar problemas. ¡Atrapa al resto! "

Mingguang de repente se dio cuenta de que sus ojos estaban llenos de luz, sonrió y comenzó a sonreír.

Cuando Mu Feng estaba a punto de decir algo más, vio a un grupo de personas que se acercaban al campo de maíz fuera de la pared del patio, casi dos docenas de personas, todas con pieles, mirando con vacilación la pared protectora del clan Jiang.

"¡Invitado aquí!", Dijo Mu Feng con una sonrisa.

“¿Eh?” Lihu y Mingguang miraron hacia atrás, las expresiones en sus rostros cambiaron de alegría a ira, “¡Mang Dragon Club!” Salió corriendo cuando dijo.

A juzgar por su postura, hay mucho sentido para dar un paso al frente y luchar.

"¡Espera!", Gritó Mu Feng, "¡Están aquí para reemplazar a las personas, no pueden hacerlo!"

Lihu y Mingguang no tuvieron más remedio que responder "sí", y luego llevaron a la gente a la puerta de la tribu para "negociar".

En cuanto a Mu Feng, debido a la identidad del gran jefe, necesita una "identidad de autorrespeto" y, por supuesto, no irá a la puerta de la tribu para encontrarse con la gente del Clan Manglong.

Pronto, Mingguang corrió y le dijo a Mu Feng: "¡Jefe de Guerra, trajeron diez frascos de sal y cien pieles para redimir a la gente!"

"¡Tan pequeño!", Mu Feng resopló con frialdad, "¿No dije el doble?"

"Esto ..." Mingguang se rascó la cabeza con torpeza, "Nos quitaron menos de cincuenta pieles".

"¡Iré!", Mu Feng calumnió en secreto, "¿Por qué la Tribu Dragón Mang está aturdida, verdad? ¿Debido a que cincuenta pieles saquearon al clan Jiang, casi mata al clan Jiang?"

"¡Está bien!" Mu Feng agitó la mano con impotencia, "¡Ya que ya entregaron las cosas, déjelas ir!"

"Pero ..." dijo Lihu de nuevo, "su jefe de guerra todavía quiere devolver los cuchillos de hueso y las herramientas de oro".

"¿Cuchillo de hueso, oro?", Mu Feng resopló con frialdad, "¡Quiero ser hermosa! ¿Darle un cuchillo de hueso y una herramienta de oro, para que puedan tratar con nosotros Jiang en el futuro?"

"Eso ..." Mingguang vaciló.

“¡Déjalos rodar!” Mu Feng agitó la mano.