10. Tú y yo.

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Bruno es real, esperaba un trabajo bien hecho por él y fue lo que obtuvo. Entonces, ¿por qué se fue? Diez horas han pasado y él sólo ha estado sentado al borde de la cama con la ansiedad al tope sobre pensando.

¿Acaso no fue suficiente? ¿Qué tenía que hacer? ¿Quién era para él?

Esta historia ya había pasado antes, sólo que esta vez Camilo ya no quiere vivir para complacer e impresionar a su abuela; sólo a él: A Bruno.

Daba miedo.

No supo qué pasó con su familia y a que acuerdo llegaron con el pueblo antes de que se fueran con la suerte de no haberles hecho daño a ellos por su crimen.

Nadie había ido a su habitación todavía para conseguir pistas de su paradero y él estaba muy callado como para que Dolores sospechara siquiera que estaba ahí. Sólo escuchó que discutieron toda la tarde, y, obviamente Alma tuvo que soltar su veneno contra él a los cuatro vientos como la víbora que Bruno siempre remarcaba que era.

Repitió el mal nieto, hijo y hermano que siempre había sido. Que no era precisamente el orgullo de la casa, y que cuando lo encontrara, ella misma lo iba a entregar aún sí era inocente.

—Hubiese preferido que él fuese el muerto—Dijo al final, cansada de haber gritado todo el día. Se arrepintió apenas diez segundos después de sus palabras, pero jamás pediría perdón por ellas.

Sus padres no decían nada, pero el clima evidenciaba lo destrozada que estaba su madre, y, aunque no tuviera su mismo poder, sí pudo escuchar a Dolores llorar desde su habitación junto a Toñito.

Todos se fueron a la cama tristes y angustiados sin poder asimilar las cosas que se dijeron de Camilo y el horror de la escena descrita. Querían creer que quizás había una explicación muy lógica del porqué él estaba ahí, pues, a veces perdía los estribos, pero no imaginaron que lo haría hasta un punto tan bestial.

Jamás podrían haber adivinado que la última vez que lo vieron pasaría algo así. Lastimosamente el Madrigal de la familia que podía ver el futuro fue el mismo que provocó todo esto.

Y no había vuelto desde entonces.

Camilo no sabe sí el sentimiento de que va morir es porque no ha comido, ni bebido, ni dormido en más tiempo del que está acostumbrado o simplemente se siente así porqué tiene el corazón roto.

Después de analizar bien todo lo que ha sucedido, ha llegado a la conclusión de que cayó ante una mentira. Bruno realmente nunca estuvo a su lado, y todas esas palabras, acercamientos y adulaciones no era más que una vía para tenerlo en la palma de su mano. Quizás su propósito siempre fue que pasara algo como lo que está viviendo ahora mismo.

No es para nada como las historias de amor sobre las que ha leído, tiene más preguntas que respuestas, y duda que sean contestadas algún día sí es que sobrevive esta noche.

Esta hora de la madrugada es demasiado familiar para él.

Se siente medio ido debido a la restricción de alimento, agua y sueño. Cinco minutos atrás se rindió y dijo que se atrevería a salir del cuarto por comida. Todavía lo siguió pensando con valentía antes de retractarse y mejor quedarse sentado recargado a la puerta esperando desmayarse finalmente o algo. A lo mejor, y se quedaba aquí adentro hasta que se muriera, porque sí volvía a encontrarse a su familia, esperaba que ellos fuesen quienes le pidieran perdón a él aún sí fuese ante su cadáver.

Una vez un niño del pueblo le contó que su primo duró poco menos de una semana bajo el sol sin comer ni beber y comenzó a alucinar cosas muy extrañas antes de desmayarse y tuvieran que traerlo a Julieta. Él ya ni siquiera recordaba sí era su segundo o tercer día, pero los párpados ya no se le podían mantener abiertos por más tiempo y batallo mucho por quedarse despierto sin saber porqué realmente. Cada vez que dormita y despierta de repente, parece perder la cuenta de cuánto tiempo ha pasado.

IN MY ROOM; «Brumilo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora