CAPITULO SIETE: Ellos podrían ser cercanos sin necesariamente gustarse.

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"Padre" esa palabra caló dentro del corazón de Hwa Seung, hace mucho tiempo que ese conjunto de letras habían perdido significado para él y ahora no podía creer que todo lo que él tenía, estuviese siendo arrebatado de sus manos. Nunca quiso vivir a costas de su padre, pero sabía que no tenía otra opción más, que aceptar lo que él le había dado hace más de siete años, cuando él junto a su esposa habían viajado a España.

Mientras sentía rabia dentro, por ser tan estúpido, pensó en que no podía verse afectado, pero no sabía cómo hacerlo, así que entró a la casa frente a las miradas de sus amigos y sacó su ropa, unos libros y uno que otro utensilio casero. Se los entregó a Jong Seok, que fue corriendo a ayudarlo con todo lo que traía.

Se quedó mirando las cosas y recordó su cumpleaños numero 18. Se vio a si mismo abriendo el regalo que su padre había enviado. Volvió a leer la nota "para que encuentres una mujer que te haga un hombre"

- Esa chaqueta negra no - entregándosela a uno de los trabajadores sin mirar a nadie ni nada mas que su regalo - está la compró él... junto con esto y esto y esto ...

Jong Seok miraba a su amigo esperando que no entrara en desesperación. Observaba como estaba desechando libros que amaba, utensilios de cocina, zapatos, TODO lo que su padre había comprado, pero ¿Cómo podía ayudarlo?

En ese momento Ema se acercó a Hwa Seung y tocó su brazo.

- No necesitas nada de eso - quitándole los libros que tenía en la mano.

Hwa Seung los miró y sintió pena, sabía en la situación que estaba y sabía lo patético que estaba siendo, pero le agradaba saber que tenía un par de amigos que sentía como familia. Al pensar en eso las lágrimas no pudieron quedarse en sus ojos y comenzó a llorar mientras sus piernas se debilitaban y caía al piso. Ema hizo lo mismo que él y se agachó a abrazarlo. No había ningún interés amoroso en ese abrazo, ella quería demostrar que podía ser un buen apoyo para Hwa Seung y así él lo sintió. La acercó más a ella y lloró en sus hombros, mientras Jong Seok los miraba desde lejos. Se replanteo si de verdad él era un buen amigo y cómo era posible que su hermana pequeña pudiese contener a un hombre mayor.

Elena se levantó rápido para no encontrarse con Bin Ah, luego de la extraña confesión de la noche anterior, no quería saber nada de ella. Fue al baño, se lavó la cara y abrió la puerta, encontrándose con ella frente a frente.

- Buenos días - Elena siendo extremadamente amable.

- Oh, hola - Bin Ah bajando su mirada.

Bin Ah se hizo a un lado para que ella pasara, pero Elena se movió al mismo lado de ella, entonces volvieron a moverse, pero otra vez hacia el mismo lado, una tercera vez sucedió la incómoda situación exasperando la paciencia de Bin Ah.

- ¡Hey!

Elena salió corriendo de la habitación sintiendo que el corazón se le iba a salir, mientras pensaba que ella no era tan dulce como los demás creían.

Caminó hasta la fuente, esperando encontrarse con alguien conocido para hablar, pero recordó que no conocía mucha gente, por lo que sacó su celular y llamo a Hwa Seung. Intentó tres veces, pero ninguna vez el respondió. Caminó hacia la cafetería y pidió un café, ahora estaba mucho más relajada que la primera vez, por lo que su coreano fluyó naturalmente, tanto que ella llegó a sorprenderse, pensando que escuchar todo el día el idioma ya estaba dando frutos.

Estuvo alrededor de diez minutos pensando en qué hacer, pero no encontró nada. No quería ver a Bin Ah y menos a Daniel, aunque una pequeña parte de su cuerpo deseaba tenerlo en frente y sonreírle. Así que decidió salir con Ema y ver un segundo a Daniel.

Amor en CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora