Merlina se transfirió a una nueva escuela, pero está era diferente a las demás. Era mágica.. por así decirlo, estando en su habitación se encontró con su compañera de cuarto, Enid Sinclair.
Eran polos opuestos, pero los polos opuestos se atraen ¿no...
Merlina estaba quitando el estampado de colores de la ventana de su habitación. La tenía harta, era como vómito de arcoíris.
En eso llega su compañera —¡¿Qué haces?!— Dijo la rubia deteniendola, pero ya era tarde, la pelinegra ya había quitado todo.
—Estoy dividiendo nuestra habitación. — Dijo la pelinegra sin arrepentimiento alguno.
La rubia se había molestado le iba a reclamar, pero se dió cuenta que había una línea negra en el piso dividiendo los dos lados.
—Ire a escribir mi novela así que agradecería el silencio. — Hablo la pelinegra caminando a su escritorio.
Enid se quedó en silencio, no le agradaba esa faseta de su compañera de cuarto. Así que simplemente prendió su música y empezó a bailar, molestando a su compañera.
Merlina antes de sentarse escucho la música y fue directo a la rubia —Apágalo. — Dijo la pelinegra de forma fría.
La rubia no le hizo caso y siguió bailando, la pelinegra se acercó más. —Última advertencia. — dijo la pelinegra ya harta.
Enid también se molestó y saco sus garras. —No te metas conmigo, está gatita tiene garras y no le da miedo usarlas. — Amenazó la rubia con voz fría.
A Merlina le extraño ese comportamiento y la voz fría aún más, por lo que le empezó a agradar. Antes de decir algo la maestra entro haciendo que Enid escondiera las garras.
Después de esa charla con la maestra ambas se fueron a sus camas molestas con la otra, aunque la rubia estaba con algo de miedo. Merlina la Amenazó de muerte en medio de la charla cosa que la asustó.
Estando la rubia en su teléfono vio con las luces apagadas, vio la sombra de la pelinegra acercarse, ya estando lo suficientemente cerca vio que tenía algo en la mano.. era un cuchillo..
—¡¿Mierda, que estás haciendo idiota?! — Grito una Enid asustada prendiendo la luz de la mesa de noche.
—Solo vengo a matar a una mosca que tienes en.. tu cuello. — Hablo Merlina para después acercar el cuchillo en su cuello. —Te lo advertí ¿No, Sinclair? — Dijo con una sombra en su rostro mostrando solo un ojo.
Lo único que alcanzo a ver era ese ojo negro profundo tan oscuro.
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Enid despertó un tanto agitada y sudada. La pelinegra ya estaba cambiada, estando encima de la rubia.
—Que bueno que despiertas, se nos hace tarde. — Dijo la pelinegra mirándola con esos ojos negros profundos como la noche más oscura.
