-¡Trescientos noventa!-¡La comida!
El preso trescientos noventa no parecía estar presente.
-¡Trescientos noventa, último aviso, si no apareces, no comerás en toda la semana!
Malcolm escuchó unos pasos procedentes del interior de la mugrienta celda.
-Ya voy joder...-Murmuró el presidiario.
-Controla tu tono. No querrás recibir otro beso del dementor...¿O sí?
Al preso trescientos noventa se le puso la piel de gallina.
-No...no, claro que no.
-Eso pensaba.
-¿Hay correo?
-Sabes de sobra que a los internos de alto riesgo no se les permite recibir cartas, además, ¿quién te iba a escribir a ti? -Malcolm soltó una risa burlona-
Seguramente, años atrás, el presidiario trescientos noventa hubiera rebatido esa pregunta con una ingeniosa burla. Sin embargo, el hambre y el frío no le permitían pensar con claridad.
Asintió, y recogió el plato de comida, si es que aquello que le sirvieron podía recibir ese nombre.Malcolm se fue, sin borrar esa molesta sonrisa de la cara.
El preso comenzó a devorar aquel plato, como si jamás hubiera comido.
Tras finalizar, se sentó en una esquina repleta de telarañas.
Encogido, con la cabeza sobre las rodillas y, como si de un niño al que acaban de arrebatar un caramelo se tratase, empezó a llorar.
Lloró, y lloró, y lloró como nunca lo había hecho.
Lloró, porque la única familia que había conocido ya no estaba con él. Lloró, porque el hombre al que podía considerar el amor de su vida, pensaba que era un traidor. Lloró porque, de una manera u otra, Sirius Black jamás volvería a ser el mismo.
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REUS LACRIMIS MEIS (WOLFSTAR)
FanfictionUn Remus, agotado y abatido tras el asesinato de sus mejores amigos y la posible traición cometida por el amor de su vida, establece una última conversación con este último. Una historia repleta de flashbacks que te dejarán con el deseo de seguir l...