Cuando todos despertaron se sorprendieron de ver que ya estaba con mi uniforme de la escuela puesto, también ya había desayunado y estaba esperando a que llegara la hora para poder irme a clases. Como cualquier otro día mi padre me llevó en su camioneta a la escuela y mientras íbamos en camino me notó muy angustiado, por lo cual me dijo:
—Si quieres no vayas a la escuela y te llevo al hospital, de todos modos, supongo que como son las últimas dos semanas de clases ya ni están viendo nada importante.
No era una idea tan mala, pero a esas horas los abuelos y padres de Carlos estaban en la visita, así que no tenía ningún sentido ir si no me dejarían entrar a verlo, además quería estar un rato con Nancy, así que le dije a mi padre:
—Mejor ven por mí a la hora de la salida y tráeme ropa para cambiarme y de aquí nos vamos al hospital, ¿podrías salir antes?
—Claro hijo, cuenta con ello, hablaré con mi jefe para tomar esa hora y se la pagaré quedándome más tiempo a la salida.
—Muchas gracias papá tu sabes lo mucho que esto significa para mí.
Creí que toda mi angustia se iría disminuyendo conforme pasara las horas en la escuela, pero no, las horas en la escuela se pasaron eternas, no podía dejar de pensar en esa horrible pesadilla, no podía concentrarme en nada, hasta el tiempo que pasé con Nancy no me ayudó a sentirme mejor, no lograba sentirme totalmente en paz, quería que ya sonara la maldita campana de salida de una vez por todas para irme al hospital y estar junto a mi mejor amigo.
No podía permanecer más tiempo allí, así que guardé todas mis cosas en la mochila, y mientras la profesora estaba distraída cambié lugar con el compañero que estaba en la salida del salón, arrojé mi mochila al pasillo, y cuando la profesora se volteó a escribir en el pizarrón salí huyendo del salón. Me dirigí al salón de Nancy y pedí permiso de hablar con ella.
—Nancy, hoy no podré acompañarte a tu casa en la salida, por favor perdóname, vete con mucho cuidado, nos vemos en el hospital más tarde.
—Está bien Daniel no te preocupes, nos vemos en el hospital esta tarde. Me dijo mientras nos despedimos con un beso en los labios.
Caminé muy decidido hasta el portón de salida y cuando llegué, el vigilante me detuvo y me dijo que aún faltaba una hora para salir, que me regresara al salón o me reportaría, astutamente y con voz muy apacible le dije: —Lo sé, solamente voy a darle mi mochila a mi padre, él está aquí afuera esperándome, vengo del edificio principal, el director me autorizó.
Ingenuamente el guardia me creyó, entonces en cuanto abrió la puerta, corrí con todas mis fuerzas, sin parar ni un segundo, el guardia intentó detenerme, pero su pobre condición física se lo impidió.
Mientras huía pude escuchar que por el radio se comunicaba con los prefectos diciéndoles que fueran a todos los salones en búsqueda del alumno que había huido para llamar a sus padres y que recibiera su castigo.
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Siete Cuentos (nunca se logra escapar)
Teen FictionDaniel y Carlos son los mejores amigos, un evento desafortunado y poco pronosticado llega a cambiarlo todo, Daniel debe cumplir las promesas que le hizo a su amigo antes de que sea tarde. El tiempo le hace descubrir que las cosas deben enfrentarse t...