07

176 14 0
                                    

Caminó hasta el fondo del pasillo en dirección a la sala de informática y documentación. Sabía más que nadie que estaba prohibido ir hasta allá.   Solamente las personas autorizadas tenían la responsabilidad de entrar y salir de esa sala. Pero la palabra autoridad, para él, no es más que un sustantivo. Antes de ingresar al lugar, miró hacia los costados para asegurarse de que nadie lo llevara a ver ahí, nada, ni nadie. Era tan fácil pasar desapercibido cuando sos el rubio, inocente y apuesto psiquiatra nuevo. Es algo bastante estereotipado, pero cambiar un estereotipo en un lugar en donde todas las personas locas son tomadas como asesinos, es imposible.

Una vez adentro y cerrada la puerta, el olor a compuestos orgánicos volátiles junto a polvo proveniente de la suciedad invadió sus fosas nasales. Le dio un poco de náuseas. Pero al rato se acostumbró combatir con el olor. Además, era alérgico al polvo y esa era un gran problema para él. Siempre lo había sido.

Con ayuda de su linterna portátil, empezó a buscar algún tipo de etiqueta que lo orientara en aquel lugar lleno de computadoras y cajones sucios. Decidió utilizar una linterna diminuta para evitar cualquier tipo de atención hacia la luz del foco. Nunca se sabe cual persona puede justo pasar y entrar a chusmear.

Bingo.

El nombre que buscaba.

Rápidamente se acercó y abrió el cajón metálico. Encontró allí una serie de papeles irrevelantes, hasta que dio con lo importante y sonrió egocéntricamente, orgulloso de él mismo.

Ahora ya tenía lo que tanto buscaba, su presencia allí ya era de más. Guardó la carpeta de papeles por debajo de su delantal y salió de la sala como si nunca hubiese entrado. Antes, se aseguró de haber dejado todo tal cual estaba y cerrar la puerta como si nunca hubiera sido abierta por él.

Durante su caminata de vuelta a su oficina, se encontró a muchos de sus pacientes, quienes lo saludaban y a la vez, buscaban encontrar algún tipo de charla con él. Las personas siempre buscan perder el tiempo de alguna manera, ya que nadie quiere hablar con un "loco/a psicópata" durante su free time, escuchando sus problemas delirantes. Pero él sí, era su trabajo.

Sin embargo, esta vez fue diferente. Tuvo toda la chance de quedarse y hablar con ellos, pero en cuanto la vio a ella, sus ojos y sus pies corrieron tras su presencia. Era irónico. La gente lo buscaba para hablar con él, pero en cuanto la vio, él la buscó a ella.

—No sabia que hoy teníamos sesión.—Tn fue la primera en hablar, viendo como Evan caminaba hacia ella.

—Como es mi deber, me gustaría saber cómo estás. —Al llegar y poder estar frente a ella, enseguida sonrió y quiso parecer simpático. Aunque de simpático no tenia nada. Estaba agotado, habia trabajado toda la noche.

—Estoy bien, si. —Mintió. Lo que ella tiene que aprender es que, ni aunque la sociedad evolucione, será posible mentirle a un psiquiatra.

—Vale, me alegro, eso es una buena noticia. Fingire que ayer no te he visto llorar ni nada parecido. —Largó cruzando sus brazos. Rápido, la tiró un reojo de arriba a abajo.

—¿Lo del llanto? —Respondió con otra pregunta, solía hacer esto cuando no tenía nada bueno para responder.

—¿Quieres contarme?—Preguntó tratando de sonar lo mas preocupado posible, pero la realidad es que ni el se creia su propia actuación. Ademas, sus papeles debajo de la vestimenta ya se comenzaban a resbalar.

—Honestamente, no. Y se que no es muy saludable de mi parte guardarme algo asi, pero ya conseguí hablarlo con otra persona. — Y soltó la bomba. No era alguien estúpida, ella lo había visto aquella vez, observándola tras la ventana de su puerta, llorando y cayendo en los brazos de otra persona. Incluso al llorar, en la primera persona que pensó fue en él, pero alguien más se cruzó en su camino tras buscarlo. Le resultaba curioso. Quería conocerlo, conocer sus reacciones. No lo estaba provocando, eso no seria apropiado, simplemente advertía sobre la forma de ser o de actuar de Evan. Le gustaba, le gustaba estar un paso mas adelante de los demas y saber como reaccionar. O tal vez, en este caso, era todo simple curiosidad.

—Se supone que yo soy tu profesional designado —Respondió sorprendido y un poco aturdido. Muy pocas veces le habian dicho que no en su ámbito laboral.

Y poco a poco, conocía otra faceta de él, podría llamarla celos, preocupación o no querer perder el empleo. Hace unos minutos conoció otra de las muchas, la de ladrón primitivo.

—Se supone que un profesional designado no entra a salas a las que no tiene que manifestarse y luego sale como si nada, fingiendo y escondiendo algo debajo de eso—Señaló la parte del cuerpo que cubría el blanco delantal, desde su pecho hasta las caderas. Intentaba enfrentarlo, o algo así. En realidad ni ella sabia lo que hacia. Su compañía siempre la confundia.

Por su parte, fue como un balde de agua fría cayendo sobre todo su cuerpo, mojando hasta el más pequeño de sus lunares. Y aunque, en un principio, su rostro demostró una reacción de sorpresa, no se dejo llevar del todo por lo que Tn habia dicho. No quería quedar en un conflicto, menos que lo pisoteen de esa manera.

—Bien, me descubriste, ve a delatarme. Adelante. —Se mostró arrepentido y sincero. Parecía totalmente avergonzada de sus propios actos. Pero para Evan, la vergüenza existe
solamente cuando se le habla a un niño de sexo por primera vez.

—En realidad, quisiera que me expliques antes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—En realidad, quisiera que me expliques antes. —Sintió confusión. Lo cierto es que no entendía lo que ocurria con él, otra vez. Sus ojeras, las cuales se las vio apenas se acercó a hablarle, demostraban su cansancio Pero luego se veía tan sensible y delicado. Parecía alguien de porcelana, y a la vez alguien descontrolable. Estaba esperando la respuesta de Evan, pero no pudo oirla ya que La directora los interrumpió.

—¿Todo bien por aquí?

Ambos se miraron. Evan decidió ser el primero y único en hablar.

—Si, señora. ¿Usted? Debe de estar agotada, esta semana fue tan...uff—suspiro—estresante.—Afirmó con la cabeza.

Parecía un obra de teatro llena de personajes diversos. Eso era el. Una obra de teatro, en donde, en cada página, se conoce a un nuevo personaje.

No quiso intervenir luego, tampoco meterse en problemas. Por lo que, sin pronunciar ni una palabra, lentamente se dio la vuelta y se fue. Parecía un fantasma deambulando por el pasillo.

Él si la habia visto irse. Y quiso detenerla, pero la vieja y su charla del porque estaba estresada le dejaron la cosa difícil.

 Y quiso detenerla, pero la vieja y su charla del porque estaba estresada le dejaron la cosa difícil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
I TOOK YOU HEART -evan petersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora