I TOOK YOU HEART -evan peters

final

Una vez allí adentro, saludó a sus amigos, quienes ya estaban en el lugar hace un rato. Había recibido la invitación por parte de su mejor amigo, Lucas. Era su boda, y como buen amigo, no tenía otra opción que asistir. No le gustaban los lugares así, llenos de romanticismo y estándares amorosos. Aunque, era una boda, que podía esperarse.

Caminó por la alfombra roja para ir tras su lugar entre todas las sillas ubicadas perfectamente una al lado de la otra. Durante el trayecto, se imaginó a él y a una persona caminado por ahí, llegando al cura y decir el sí. Sacudió la cabeza negando rápidamente aquel pensamiento. Tomó asiento y allí espero a el novio y la novia.

Pasaron veinte minutos y se aburrió de escuchar los comentarios estereotipados de los ancianos y machistas de sus amigos alrededor.

Hecho un reojo a sus cercanías y de lejos observó a la mesa del buffet, donde ricos pasteles y muffins llamaban a ser devorados por el. Pronto, el hambre le ganó y fue tras la comida. De todos modos, si los novios venian, el podria ver todo de lejos.

Si algo que le gustaba era la comida dulce, el era team dulce y siempre lo sería. Allí disfrutó tres muffins y una porción de torta totalmente solo, como a el le gustaba estar.

En ese tiempo, los novios ya habían dado el si y como lo pensó; disfrutó todo desde la lejanía. Se sintió feliz por su amigo, pero un tanto melancólico por él. Ya tenía 35 años y no había formado una familia, no tenía pareja y vivía como un solteron desordenado y sucio. De hecho, alquilo el traje que traía puesto. Pero él era así, era su forma de ser después de todo.

Volvió su atención a la dulce comida y esta vez opto por ir por una bebida refrescante y rica, como lo era el agua. Estiró su mano hasta la jarra con la intención de sostenerla entre las manos, pero alguien más tuvo la misma intención que él. Sus manos chocaron sobre la jarra y rápidamente cada uno la alejó. Evan levantó la vista, esa persona también lo hizo.

—Lo siento, yo...

Evan se sintió en una película, el mundo rodaba en cámara lenta, al menos su cerebro lo hacía.

Era ella. Era Tn.

No tenía idea de cómo reaccionar. Solo sonrió y quiso decir tantas cosas a la vez que no dijo ninguna de ellas.

El tiempo los encerró en una cápsula, en la que solo ellos dos existían. Se miraron. Sus ojos brillantes chocaban contra los del otro, llenos también de una chispa radiante.

Luego, el porfin pudo hablar.

—Imagino que estas aquí con tu pareja buscando un futuro juntos, como lo son las bodas ¿no?

—No tengo novio, pero también te extrañé, gracias. —Bromeó ella. —Por cierto, tu carta si que fue cursi, no conocía ese lado tuyo.

—Y lo mucho que te falta conocer aún.

—Por eso vine, quiero seguir conociéndote, Evan.

—Y yo a ti, Tn. Pero primero, ¿reencontrarnos en una boda tendrá algún mensaje escondido?