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—Mierda, creo que no resisto más.

—¿A qué?

—A ti. ¿Puedo besarte?

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Pasó una semana desde el día "especial" y de "fiesta", si así se lo puede llamar, en el psiquiátrico. Tn estaba contenta ya que había logrado hacer todo lo que tenia pendiente para ese día. Incluso sigue comiendo chicle de las tantas barras que robó junto a Evan ese tarde. Lo cierto es que estuvo casi toda la jornada con él.

La acompañó, él fue siempre su compañía.

De hecho, ella queria confiar en Evan, sabe que es un buen tipo. Pero es tan difícil volver a confiar en alguien después de todo.

Las personas suelen nacer con el don de mentir. Todos siempre mentimos una vez en nuestra vida.

Lo cierto es que ella no conocía a Evan, no sabia si mentía o no. Si era si de agradable con ella por un motivo importante o porque simplemente era su trabajo, quiso pensar en la segunda.

De hecho, Evan se ha comportado muy bien con ella. Y ella no puede quitarle los ojos de encima, creo que nadie puede allí. Luego de un mes con Evan ahí, todos se dieron cuenta de la persona encantadora que puede ser si le caes bien, si es lo contrario, suerte es la que te falta.

Aún quedaba pendiente que le explicara su escabullida por la sala de informática. Pero ya ni le importaba eso, lo que le interesaba era tratar de quitar a ese chico de su mente. Desde aquel día juntos toda la tarde le es imposible.

Sin embargo, Evan desapareció por tres días. Nadie lo había visto ni sabian nada de el. Tn fue la última que lo vio hace tres dias atrás.Se rumoreaba que podía estar enfermo o  de licencia, pero ella no creía nada de eso. Y es tan entrometida que quiso saber.

Para despejar sus intensos pensamientos, prefirió dibujar un retrato de un paisaje, no le salió. De un paraje rural, tampoco. Era consciente que quería dibujarlo a él. Pero no. Eso no esta bien. Ya lo había dibujado cinco veces en esos tres dias.

¡Eso es estar obsesionada!

Obsesión: Estado de la persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una imagen fija o permanente y se encuentra dominado por ella.

Insultó.

De repente, se vio obligada a enrollar su hoja repleta de la palabra obsesionada ya que alguien entró a su cuarto. Se giró sobre la silla rápidamente y se quedó boquiabierta. Pálida, bueno, más que pálida, roja.

—Hola, aparezco después tres días.—Mostró su sonrisa segura y terminó de entrar a la pequeña habitación.

—Que sorpresa, no te esperaba. —Trató de no tartamudear.

—¿Y a quién esperabas?

—De hecho, a nadie. Desde que te fuiste empece a ser mi propia ayudante mental. —Se puso de pie y lo relojeo de arriba a abajo. Seamos sinceros, queria fingir no estar aturdida por su visita inesperada.

—Lo siento, es que debía irme...—fue interrumpido.

—¿Por qué?—dijo—La otra vez hiciste lo mismo. Desapareces, de la nada.

A Evan le gusto esa queja. Sonrió internamente y dio un paso hacia ella.

—Lo se...—y otra vez.

—No sabes nada. No sabes lo horrible que es no poder hablar con alguien de confianza por tres días. —Volvió a quejarse señalando su figura.

—Tenías a tu otro profesional a cargo.—Soltó.

–¡No es lo mismo! —Se defendió.

Lo llamó alguien de confianza y eso le termino de asegurar algo muy importante. Lo extrañaba, lo quería. Lo quería a el como su profesional. Eso, sin duda, le subía mucho el ego. Pero mucho mas, le llenaba el cuerpo de una sensación alegre.

Evan mantuvo la calma. Dejo sus manos dentro de los bolsillos traseros de su jean, siquiera traía puesto su uniforme. Nunca paró de mirarla fijamente. Dio la cantidad de pasos necesarios para estar lo suficientemente cerca de sentir su olor corporal a hospital mezclado a, esta vez, lavanda.

Lo sabía, la tenia más que clara. Ese acercamiento repentino la puso inquieta. No nerviosa, ella no era de esas.

—¿Puedo explicarte mi verdadero motivo del porque me marche por tres días?—Habló a unos centímetros de su rostro.

Ella afirmó con un leve movimento de cabeza.

—No podía quedarme aquí, contigo. Ese día, el de la fiesta, imposible. Estaba tan...hipnotizado por ti que si no me marchaba iba a hacer algo incorrecto. Nunca me había pasado algo asi, de no poder controlar mis emociones, menos con un paciente. Creo que ese día, termine de...

Lo pensó una vez.

Y otra vez.

No. No debían decir algo que aún no sentía. ¿Qué no sentía?

—Terminé de darme cuenta que—No pudo continuar. —Mierda, creo que no resisto más.

—¿A qué?

—A ti. ¿Puedo besarte?

Se acercó por última vez a ella, con una mano la tomó de la cadera y con la otra acercó su rostro al de él. Tn terminó correspondiendo, no le quedaba otra. Quién iba a rechazar a tremendo hombre.

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I TOOK YOU HEART -evan petersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora