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Le costo más que nunca asimilar una verdad. Una verdad que la destruía. No lloró, no quería verse débil contra alguien que justamente quería verla así. En cuanto Evan terminó su confesión, se puso de pie y dejo a la vista un aparato móvil, el cual se hallaba en el bolsillo trasero de su pantalón. Evan hizo una cara de desconcierto. Llenó de disgusto y confusión prestó más atención al móvil para ver si era lo que el pensaba.

Ella sin más, levantó el aparato a la altura de sus ojos y apretó la pantalla táctil para que el telefono se encendiera.

—Gracias oficial, ya sabe la dirección. —Dijo por el altavoz y terminó por colgar la llamada.

 —Dijo por el altavoz y terminó por colgar la llamada

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Evan no tenía que ni preguntar. Comprendía todo a la perfección y en efecto, ahora sería el culpable de todo. En el pasado, cuando se imaginaba una situación así, pensaba que su reacción seria muy violenta. Pero ahora, en plena realidad, se dio cuenta que lo único que sentía era culpa y defraudación.

Él solo quería dar con su hermana. Jamás quiso armar tal falsedad, pero no tuvo otra opción.

Levantó el rostro para encontrarse con los ojos de ella. Lo increíble era que, a pesar de todo, aún le seguían gustando.

—¿Por qué?

—Lo siento. —Dijo ella. —A veces solo hay que preocuparse por uno mismo y no tanto por los demás. No fue mi culpa ni la tuya la muerte de tu hermana, fue su culpa. Ella decidió hacer todo lo que hizo ese día, ella caminó por sus propio riesgo siendo consciente de ello. Sin embargo, se que crees que fui yo. Por primera vez en mi vida me siento bien en un lugar y no quiero que eso acabe por tus acusaciones. De veras lo siento. Yo no empecé con este juego, pero si lo terminaré.

—Entonces, si no fue culpa de ninguno de los dos, ¿Por qué me mandas a la cárcel?

—No tengo otra opción.

—Hay muchas opciones.

—No en mi plan.

—¿Tu plan?

—No has sido el único que sabe del otro.

—¿Así terminará todo?

Tn no respondió. La policía, brutalmente, entró a la habitación y encarcelo las muñecas de Evan con unas esposas mientras dos hombres los sujetaban por cada hombro. El solo se dejo llevar, siquiera intento safarse.

—¿Cómo se siente?—Habló ella.

—¿Cómo se siente qué?

—Haber perdido.




I TOOK YOU HEART -evan petersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora