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Minho apura su paso, puesto que intenta escapar de esas personas fanáticas, quienes de algún modo se enteraron de su vuelo a Japón con todo y la hora del aterrizaje. Entonces no puede evitar sentir remordimiento, puesto que si tan solo hubiese traído unos guardaespaldas no se encontraría corriendo en las afueras del aeropuerto de Haneda esperando encontrar un taxi disponible lo más pronto posible.

"Qué terror, son peor que el NIS" piensa con Stay with me sonando en sus auriculares inalámbricos blancos; claro, a un volumen adecuado para prevenir cualquier tragedia.
Se siente tal cual en uno de esos videos —memes— donde sé está escapando de una invasión zombie, pero olvidas desconectar tus audífonos.

Para mala fortuna del azabache, en esta noche específica de enero, a las 19:13, no hay ningún conductor que esté desocupado o dispuesto a llevarle, seguramente por miedo a que terminen persiguiendo el vehículo del mismo modo.

—¡Lee Minho! —grita un muchacho agraciado de cabellos castaños tal avellana y rostro de cachorro tierno— por acá, puede subirse a mi taxi.

Una suerte que sepa el idioma japonés tal y como se sabe de memoria la coreografía de Wannabe, pues él mismo la creó para, unos días después, enseñársela a las chicas de ITZY.

Aunque pensándolo bien es un poco lógico que el coreógrafo hablara un japonés fluido ya que en sus venas corre la sangre niponesa. Bien que le encantaba cuando su madre le hablaba en esa lengua tan peculiar.

De todos modos, decide montarse al brillante auto, o sea, era confiar en ese hombre o morir asfixiado por fans. Es más, ni tiempo le da de colocar sus maletas en la cajuela ya que solo se sube en los asientos traseros colocando esta misma a su lado.

Por dicha el castaño, unos centímetros más alto que él, arranca el auto justo cuando cierra la puerta para evitar pasar un mal rato debido a un par de personas obsesivas. Es ahí donde Lino se permite respirar con tranquilidad ya con los aparatos blancos colgando de su cuello y reproduciendo cualquier canción de city pop de su lista.

—Muchas gracias por eso. De verdad, me salvó de una muy grande.

—Descuide, hyung, no quería que terminara asfixiado por fans. —Sonríe para sí mismo mostrando cada uno de sus dientes blancos cubiertos por —. Por cierto, soy Kim Seungmin, puede tutearme.

El apellidado Lee le extraña un poco el comportamiento tan confiado de este muchacho, mas opta por no darle tanta relevancia, pues lo hecho, hecho está y si termina muerto podría ser ganancia, según siempre repite su casi hermano Hwang Hyunjin.

—Así que... ¿cuándo empezaste a ser taxista, Seungmin? —Saca de la nada el pelinegro a su vez que observa las calles nocturnas con aquel montón de luces artificiales del concurrido Tokio y estira sus brazos para delante.

—No suelo escuchar TXT.

—¿Qué?

—No desde hace mucho, de hecho usted es mi primer pasajero.

–Entonces debo sentirme afortunado, Kim Seungmin. Otra vez, gracias, el mundo no estaba mucho de mi lado el día de hoy.

Minho supone que tanto el nombre como las formalidades son coreanas, así que omite preguntar algo tan lógico como aquello. Aun así, no dejan de hablar japonés, después de todo le sirve para practicar, no se queja.

Ya transcurridos unos minutos no sabe el porqué, pero ese chico con brackets le hace sentir una comodidad extrañamente hogareña, es por eso que se permite cerrar sus ojos rasgados para comenzar a dormitar hasta su punto de llegada, el hotel lujoso donde se alojaría.

anemoia ⸼ MINLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora