よん

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Minho balancea sus pies de atrás para adelante, pues la silla en la que se encuentra sentado está un poco alta para su estatura, que también es algo de extrañar puesto que está entre el promedio de hombres japoneses. Además, está extremadamente aburrido ya que Seungmin está ocupado tramitando unos papeles en ese hospital completamente blanco. Solo le dijo que ya venía y que lo esperase allí, pero al menos le dejó una galleta de chocolate como si fuese un niño chiquito, tampoco es que le molestase, en realidad.

Lástima que Lee no es de obedecer mucho, menos tratándose de alguien de su edad. Así que cuando vio a una niña de cabellera negra lacia caminar delante a él sollozando, no duda en correr hasta ella para preguntarle qué sucede. En otra ocasión, él no lo haría, mas estos días han sido un tanto extraños para él, como si estuviese fuera de sí.

Y así cuando la chiquilla se voltea, a la vez que enseña dos de sus dos dientes delanteros caídos y unas cuantas lágrimas escurrirse por sus sonrosadas mejillas, al pelinegro le late el corazón con una fuerza que tal parece bombardearle su interior. No entiende qué ocurre, pero quiere llorar porque el sentimiento de nostalgia es tan abrumador.

—Oye-

Sin embargo, tan pronto la niña lo admira, muestra una gran sonrisa gumosa, achicando sus ojitos en el proceso hasta que quedan como dos lindas lunitas.

—¡Usted es el del viento de mis sueños!

—¿Viento? —Cuestiona mientras rasca su cabeza en señal de no entendimiento.

—¡Sí, también está siempre con una hermosa ninfa y un dokebi, creo!

—Oh, y dime, princesa. —Minho le sigue el juego—, ¿por qué llorabas, estás bien?

—Es un día normal para mí, simplemente está bien. ¡Además no soy una princesa, señor viento!

—¿Entonces qué eres?

Para ese momento ya se encuentran sentados, uno junto al otro, contra la pared, en medio pasillo, sin importarles la suciedad o bacterias que podían haber allí. No obstante, al coreano le alegra el hecho que ella ya no llora y que ahora disfruta una de las galletas que su reciente compañero le había regalado.

—Yo soy una humana.

—Oh, claro, ¡entiendo! Espera, dijiste dokebi, ¿los dokebi de la cultura coreana?, ¿goblin, goblin? ¿Cómo los conoces?

Ella responde alzando sus dos pequeños hombros para después susurrar un: "Me lo dijeron en los sueños".

El de cabellos azabaches no le presta mucha atención a lo dicho por la pequeña ya que lo más probable es que lo haya visto en un programa de televisión o leído en algún libro, mas no lo recuerde. Bueno, aunque pensándolo mejor él se encuentra cuatro décadas atrás, quién sabe si se suele producir series con estos seres.

Igual, a pesar de que está casi cuarenta años atrás no se siente del todo mal, es más, son realmente unas vacaciones de su ajetreada agenda, pero sí es fantasioso en todo aspecto.

—Señor del viento, ¿cuál es su nombre?

Sin embargo antes de que pueda presentarse, llega, delante suyo, un Seungmin medio asustado por no encontrarle, aunque al ver que su contrario está interactuando con aquella niña se asusta por completo y se le baja la presión a tal punto de quedar pálido.

—¡Oh, ese el dokebi!

—Nos tenemos que ir. —Ordena el castaño, apoyando su brazo en la misma pared con tal de recuperar la compostura—. Has estado haciendo mucho desastre.

—¡Pero y la niña! ¡Yo me llamo Minho!

Y ya no pudo decir ni una palabra más pues el apellidado Kim lo arrastró con una fuerza, que quien sabe donde sacó, fuera del edificio.

anemoia ⸼ MINLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora