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Se escuchó un suspiro con alivio y por el rabillo del ojo lo vio levantarse y estirarse un poco. Sacó otro cigarro de la caja y lo encendió con una cerilla que sopló para apagarla, la tiró a la papelera cuando estuvo totalmente apagada.

- Ya puedes imaginar que acabé...

- Estoy cómodo así...- confesó encogiéndose de hombros.- Aunque no me importaría tener una tela por encima, por lo demás, me quedaría así...- lo escuchó reír un poco.- ¿Qué pasa?

- No, nada, nada...- le tendió el cigarro.- Dale una o dos caladas mientras voy a por la tela...

- No fumo.- murmuró.

- Siempre hay una primera vez.- subió el tono de voz, pues se había ido hacia su habitación dejando al otro sentado en el sillón.

- Eres una mala influencia...- comentó con el tono de voz alto para que lo escuchara.- A saber la paliza que me dan si se enteran de que fumé...- susurró para sí mismo.

- ¿Te dan palizas?- alzó una ceja cuando regresó.

- B-B-Bueno...- desvió los ojos y carraspeó nervioso.- Es una forma de hablar...- susurró algo cohibido.

El rubio estridente no dijo nada, solo recibió el cigarro de vuelta y se lo llevó a los labios, después lo arropó por los hombros, con cuidado, pasando la manta por todo su cuerpo.

- No es porque no quiera que estés aquí... Pero... ¿Por qué vienes en medio de la noche y te arriesgas a que descubran que no estás en casa?- preguntó repentinamente sentándose al lado del otro, este encogió las piernas y las abrazó para más comodidad.

- Supongo que aquí no tengo que fingir...

- Bueno... Eso te lo cuento como un punto a tu favor, pero igualmente... Desde que viniste la primera vez hasta ahora el cambio ha sido extremadamente drástico... Es decir... De intentar no tocar nada y molestar lo menos posible a usar el sarcasmo conmigo y todo eso...

- Ajá...- musitó como si le dijera que continuara hablando.

- No lo entiendo...- musitó encogiéndose de hombros.- Quiero decir... En tu hogar son extremadamente estrictos y podrías meterte en problemas bastante graves si se enterasen de que estás aquí o en cualquier lado, pero fuera de tu hogar.

- Precisamente vengo... A despejarme un poco...- musitó desperezándose un poco.- No me desagrada pasar tiempo aquí... Me gusta, de hecho...- sonrió un poco.- No la idea de desnudarme, sino el simple hecho de una conversación informal...- sonrió, pero ahora un poco avergonzado.

- Si alguna vez te hacen tanto daño que no puedas soportarlo, tienes la puerta de esta casa abierta siempre... No por romance o por interés o porque pueda sacar provecho... Al contrario... No está mal pasar tiempo contigo... Además... Con lo inocente que eres tengo pendientes muuuuuchas charlas contigo.- rio sonriendo travieso.

- No soy tan inocente...- se hizo el ofendido.- Simplemente nunca he oído hablar sobre relaciones entre dos hombres.

- Exacto...- le sonrió travieso.

- Me das miedo cuando sonríes así...- confesó apartando los ojos ligeramente hacia el cabestrillo que todavía seguía allí aún después de acabar el dibujo.

- No quisieras verme cuando sonrío por otras razones...

- Me darás más miedo aún.- volvió a mirarlo.

- Awww... No seas tan cruel...- hizo un puchero fingido.

- ¿Lo soy?- preguntó alzando una ceja.

Los dos se rieron un poco, fue una risa compartida y cómplice, relajada.

195.- El artista excéntrico & la musa deslumbrante (Twenny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora