¡𝑬𝒔𝒕𝒆 𝑵𝒐 𝑬𝒔 𝑴𝒊 𝑪𝒖𝒆𝒓𝒑𝒐! - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆

Capítulo 10

El auto estaba estacionado en el estacionamiento del departamento. Gracias a Jihyo que había usado sus poderes a favor, no había ningún auto en el estacionamiento.

—No puedo creer que esté haciendo esto —dijo Jihyo con los brazos cruzados apoyada de una pared del gran lugar vacío.

Seguía sin poder creer que haya pinchado los neumáticos de la mayoría de los autos y que a los demás les haya arruinado algún que otro motor, por ende, todos llamaron a mecánicos que se llevaron los autos.

—Yo diciéndoles que no hagan delitos, pero ahí voy yo arriesgando mi trabajo en el cielo con delitos por ustedes —hizo una mueca— Si cuando termine el tiempo de prueba no me dan una buena calificación, les juro que vengo y las mato —frunció su ceño haciendo un mohín. Lo último dicho por Jihyo llamó la atención del par de chicas.

—¿Tiempo de prueba? —preguntó Roseanne. Esa pregunta solo hizo que su cuidadora soltara un suspiro frustrado.

—Realmente no leyeron el contrato —pasó sus manos por su cara— El contrato es de un año, lo que significa que por un año estarán a prueba. Si logran pasar la prueba ya estarán completamente vivas, y en el caso contrario, morirán —se alzó de hombros.

—Espera ¿Cómo podemos pasar la prueba? —preguntó esta vez Jennie.

—Cumpliendo las reglas que ponían en el contrato —dijo de forma obvia, como si estuviera diciendo lo más claro del mundo— ¿Pueden empezar ya? Yo vigilaré mientras.

Roseanne apretó las llaves que estaban en sus manos, mordió su labio inferior y abrió la puerta del auto, sentándose en el asiento del conductor. Por otro lado, Jennie abrió la puerta de copiloto ocultando su nerviosismo.

Ambas cerraron las puertas al estar ya dentro del vehículo. Tomaron aire preparándose para lo que venía al girar la llave que estaba en su lugar con un llavero de pollito colgando.

—Bien, puedo hacer esto, ¿cierto? —preguntó Roseanne esperando una respuesta afirmativa de Jennie. La castaña asintió segura mirándola.

—Puedes hacerlo, confío en ti —Roseanne asintió mirando al frente. Apretó con fuerza el volante y tragó fuerte. Giró la llave y el auto prendió listo para empezar la práctica.

El auto empezó a avanzar de a poco, lentamente. Roseanne relamía sus labios nerviosa, no quería ni imaginarse cuando tuvieran que practicar en la calle.

— Eso, ahora daremos la vuelta completa al estacionamiento, ¿lista? —habló Jennie. Roseanne asintió.

Mordió su labio inferior mientras giraba el volante para empezar a dar la vuelta en el estacionamiento. El auto fue dando la vuelta de forma lenta.

Al completar todas las vueltas que tuvo que dar para volver a donde estaban antes, Roseanne suspiró aliviada.

—¡Bien! Lo hiciste, Roseanne —felicitó la castaña— Vamos, puedes hacer otra, ¿no? —la rubia asintió. Con más confianza, fue aumentando la velocidad solo un poco, tampoco de forma exagerada.

Estuvieron como dos horas dando vueltas en el estacionamiento, y aunque Jennie ya estaba mareada de tantas vueltas, decidió seguir sentada ahí hasta que Roseanne logró dar una vuelta con una velocidad normal.

—¿Lo hice? —y aunque lo preguntó en voz alta, era más una pregunta para sí misma— ¡Lo hice! —alzó los brazos, emocionado.

—Sabía que lo lograrías —le sonrió Jennie. Se sorprendió al ser abrazada por la rubia.

—Gracias, Jen —Jennie sonrió enternecida correspondiendo el abrazo.

Se separaron al sentir unos golpes en el vidrio del lado del copiloto. Jennie bajó el vidrio.

—No es por interrumpir, pero hay alguien que las está mirando —avisó Jihyo apuntando a la chica que estaba en la puerta del estacionamiento. Roseanne reconoció de inmediato a su mejor amiga, Jisoo, y una pregunta se le paso por la mente: ¿Qué hacía aquí?

La pelinegra se encaminó a ellas, y el par que estaba en el auto salieron.

—Hace mucho que no les veía —miró a Roseanne— Jimin —y esta vez miró a la castaña— Yoongi —ambas jóvenes se sorprendieron, al igual que Jihyo.

—Uy, su amiga sabe cosas... Es raro —dijo como si nada. Roseanne y Jennie la miraron mal— Tranquilos, ella no me puede ver ni escuchar a no ser que yo lo permita. Estoy en modo invisible. —sonrió arrogantemente.

—Oh, sí que puedo escucharte y verte, Jihyo —miró fijamente a Jihyo, la cual ahora sí que estaba sorprendida.

—Ay, mamá —exclamó con miedo.

[🍀]

Jennie puso un vaso de agua frente a Jisoo. Esta le agradeció con un movimiento de cabeza.

Todos se habían ido al apartamento para hablar de lo sucedido, más cuando Jisoo podía ver a Jihyo, cuando se suponía que no era posible ya que solo las personas que murieron y tuvieron una segunda oportunidad la podría llegar a ver.

—¿Cómo es que sabes quiénes somos? —preguntó Roseanne sorprendida.

—No, lo más importante es, ¡¿Cómo es que me puedes ver?! —dijo exaltada Jihyo.

Jisoo sacó de su bolsillo un papel de diario, lo desdobló mostrando una noticia de un accidente aéreo además de unas fotos con las víctimas.

—Fue cuando tenía catorce años, iba con mi familia en ese avión —apuntó la foto de una niña de nombre "Bae Irene" de catorce años quien salía en las fotos de los que murieron en ese accidente— Esa era yo.

Las otras que estaban en el salón asintieron comprendiendo.

—Espera, ¿pero cómo te diste cuenta que éramos nosotras? —preguntó Jennie esta vez.

—De la nada Lisa te da un puesto muy importante, como si te conociera de hace mucho. Y a Roseanne le habla con total confianza. Lo pude comprobar ahora al ver a Jihyo —dijo simple.

Jihyo frunció el ceño.

—¿Cómo siquiera sabes mi nombre?

—Ah, Dahyun habla mucho de ti —Park y Kim miraron curiosas y burlonas a Jihyo, la cual se había puesto raramente nerviosa.

—¿Quién es, Jihyo? —preguntó burlona Jennie.

—De seguro es su novia —le siguió el juego Roseanne.

—E-Es una colega —dijo de forma nerviosa— ¿Por qué siquiera sigue cuidándote? Ya pasó hace años tu muerte, ¿no?

—Decidió "venir a verme" justo cuando ustedes volvieron a la vida —Jihyo rodó los ojos. Bien que conocía a su colega.

—Esa tonto —se cruzó de brazos con un mohín.

El celular de Jisoo empezó a sonar, dejando a la vista el nombre de su cuidadora y la que la volvió a la vida.

—Bueno, es hora de irme. Bienvenidas a la vida, chicas —se levantó de su asiento y les palmeó la espalda a ambas dándoles la bienvenida.

Viéndole el lado positivo, era una menos a quien demostrarle que habían vuelto de la muerte.