UNO

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Guillermo deseaba con fervor la muerte, él no era suficiente para nadie, solo estaba acaparando espacio en este mundo

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Guillermo deseaba con fervor la muerte, él no era suficiente para nadie, solo estaba acaparando espacio en este mundo.

O eso es lo que Saúl le había hecho pensar en todo ese tiempo como pareja.

Guillermo era un lindo chico de 20 años, iba a la universidad como cualquier chico de su edad, estudiaba para artes visuales y como pasatiempo tenía el fútbol siendo portero del equipo de la universidad.

Siempre se le miraba una sonrisa inocente y muy carismática adornando su rostro.

Pero eso esfumó tan pronto empezó una relación con Saúl.

Este se había encargado de lastimarlo con cualquier mínimo detalle.

No siquiera recordaba Memo como es que fue convencido de ser novio de aquél hombre que solo se aprovechaba de él.

Seis meses fueron perfecto para destruirle cada emoción que pudiera existir en el rizado, estaba completamente destruido.

Aunque hayan terminado, ese miedo seguía ahí, ¿Que pasaría si volvía? Tenía tanto miedo de solo verlo caminar por los pasillos de la universidad, un hueco en el estómago se le formaba al solo verlo.

¿Como podía tenerle tanto miedo a otro ser humano?

No era mentira que desde muy pequeño por la poca atención de sus padres había desarrollado una depresión que se empeoró más en la adolescencia al tener muchos problemas con su orientación y gustos personales.

A los quince exactamente había empezado con tendencias suicidas, dejaba de comer por largos lapsos de tiempo, incluso había sido hospitalizado por ello.

-Oye, tenemos que irnos ya. Se nos hará tarde para la primera clase - Su compañero de departamento lo movía lentamente estando sentado al borde de su cama, era al único a quien le tenía confianza.

-Hirving, déjame por favor, no quiero ir hoy- Pidió el menor tapándose con las sábanas.

- Ya llevas dos semanas enteras sin ir wey, te van a dar de baja y va a valer verga todo tu sueño de ser arquero de la selección mexicana - Se quejó jalandolo de la mano, aunque se detuvo al ver los terribles cortes que tenía en los brazos- Mi Memito... - Susurró dolido para acostarse con cuidado y abrazarlo por la espalda - Vamos Memito. Es hora de despertar, en la escuela te invito una torta de asada. Pero por favor vamos - le acarició su cabello con cuidado.

-Ya, nada más espérame- Se aleja con cuidado para meterse al baño. Se miró en el espejo y suspiró hondo, tenía ojeras debajo de los ojos,su piel estaba muy pálida, llevaba dos semanas como lo había dicho su amigo sin salir del departamento.

Tomó una ducha rápida y se vistió, siempre llevaba puesto dos camisas con un suéter para cubrirse el cuerpo y los brazos llenos de cortadas.

Salió del baño mirando a Lozano esperándolo sentado en la cama con la mochila de ambos. Este le dedicó una amigable sonrisa al verlo salir y arreglado. Lozano jamás se había sentido asqueado por la situación del rizado, al contrario sentía la necesidad de ayudarlo.

❝Labios Rotos; Messi y Ochoa(AU)❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora