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El manto oscuro de la noche cubría totalmente el territorio de Veletia, cuidad de las orquídeas y de las riquezas minerales, era una noche como cualquier otra.
Algunos pueblerinos se encontraban arreglando sus pequeñas tiendas, otros se preparaban para dormir, mientras que algunos nobles negociaban también sus riquezas, las actividades eran diversas entre las personas de la ciudad.
El pueblo en sí era bastante tranquilo.
Pero por otro lado en el palacio real, en una oscura celda escondida en algún lugar de tal edificación imponente, los estruendos de unas cadenas, más unos fuertes golpes contra alguien resonaban por aquellos oscuros pasillos, llenando cada espacio del lúgubre lugar.
Estos eran acompañados con quejidos provenientes de una persona, que gritaba con dolor.
— Te lo preguntaré una vez más, Naven… ¿Vendiste acaso información de la corte de Veletia a la corona de Cynodeus?.—Cuestionó una dama con frialdad en su voz, sosteniendo un pedazo alargado de metal, con el que torturaba al hombre, que antes poseía una apariencia elegante, ahora siendo cambiada por una apariencia sangrienta y masacrada, una imagen aterradora para cualquiera.
— Bien… ¿Quieres saber?.—Murmuró con dificultad el hombre, escupiendo un poco de sangre antes de sonreír de forma sínica al hablar.— Pues lo hice, vendí información acerca de sus estrategias de guerra, que fácil fue engañarla su majestad, ¡Por Lhared! Siquiera se dió cuenta.
Rió con burla, sin apartar la mirada de la joven monarca, mientras ella mantenía un semblante serio al observarlo. Tomó una bocanada de aire, antes de soltar una pequeña risa cubriendo su boca con su mano.
— ¿Tu enserio crees que me engañas Naven?, Verdaderamente estás muy equivocado…—Daba algunos pasos por la celda mientras hablaba, acomodando un poco sus guantes blancos, para posteriormente desenvainar una espada de color plateado en uno de los laterales de su cuerpo.
» ¿Por qué crees que dí estrategias tan sencillas y mal estructuradas en las sesiones con la corte y consejo real? Para darme cuenta de si realmente la información salía de allí; para confirmar mis sospechas de tu traición.
— Espera… ¿Todas esas estrategias eran falsas? Los planes de combate, las tácticas, planificación de provisiones… ¿Todo era acaso parte de una vil mentira?
— Puede que sea así, ¿Pero que crimen es peor? ¿Una mentira, o información filtrada al reino enemigo por un mal espía?.—Quedó frente a él dándole la espalda, y giró un poco su cabeza para ver al varón totalmente quieto, incapaz de pronunciar palabra alguna, sudando frío ante su creciente miedo.— ¿Sabes cuál es el precio que debe pagar un traidor?.
