Capítulo 27

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Capítulo veintisiete

La playa

Diciembre 10, 2017

Adriel Miller

—¿Entonces que harás al respecto? —Me pregunta Brad dejando el videojuego de lado.

Empiezo a jugar con mis dedos, ambos me quedan mirando esperando una respuesta, la cual ni siquiera he pensado bien, tengo claro lo que tengo que hacer, pero el no poder avanzar gracias a algunas situaciones no me deja otra que pedir ayuda.

—Vamos Adriel dinos.

Aparto la mirada de ellos y empiezo a observar la habitación de Brad, no era tan diferente a la mía, solamente que él guarda los trofeos en un estante, en cambio yo no, mi padre los deja en su despacho, el silencio es abrumador para mí, las palabras necesito ayuda se me atascan en la garganta, la pelirroja estaba en lo cierto, y era jodido.

Y hablando de ella, hemos salido en varias revistas después de que le enseñará a jugar futbol, e incluso hay fotos de cuando fue la competencia, somos la sensación del momento

—Es la primera vez que digo esto en voz alta y me está jodiendo en todos los sentidos —Digo después de un rato y siento ambas miradas encima de mí, trato de no ponerme a pensar y solo decir, hablar, porque es lo que me falta— Necesito ayuda

—¿Necesitas ayuda? —Cuestiona Noah desconcertado, no estaba listo para verles la cara, no estaba listo para demasiadas cosas, pero si yo no era capaz de decir lo que me pasaba nadie más lo hará por mí— ¿Qué demonios está sucediendo?

—¿Ayuda profesional?

—Suceden demasiadas cosas —Empiezo a hablar con un nudo en la garganta, cada palabra que digo pareciera que estoy dejando ver más de lo que quiero, no me gusta demostrar lo mal que estoy, lo que me sucede, pero me siento atrapado, buscando algún tipo de salida que no encuentro

No porque uno demuestre estar bien, lo está realmente.

—Creo que, bueno no creo, lo que sucedió con Dione no me deja tranquilo, es como si me persiguiera a todos lados, una traición que no me esperaba, me duele que Jackson haya hecho aquello sabiendo lo que me sucedió anteriormente —Tomo un poco de aire antes de seguir— Y perder su amistad dolió más que perder a Dione.

—¿Por qué no nos dijiste esto antes? Han pasado ya bastantes meses —Me reprocha Harrison, estaba molesto— Sabes que íbamos a ayudarte.

—Cada uno tiene sus problemas

—Sí, pero no significa que no íbamos a ofrecerte ayuda Adriel, eres nuestro mejor amigo, no íbamos a dejarte a la deriva solo porque tú lo quieres así. —Me siento regañado por ambos— Dime ¿Cuándo te diste cuenta que necesitabas ayuda?

—He hablado con la pelirroja y me ha sugerido a ir al psicólogo.

—Esta claro que le has dicho que no —Brad esta con el entre cejo fruncido— Te conocemos y se que no ibas a aceptar que necesitabas ayuda.

—Sí le dije que no —Admito— Pero sus palabras no me dejan de dar vuelta en la cabeza, y ella esta en lo cierto.

—¿Has hablado con tus padres?

—No, pero quiero hacerlo cuando me sienta completamente listo.

—Bueno, al menos has aceptado que estas mal, eso es un gran paso —Me felicita Harrison con una sonrisa— Créeme que yo estoy más que agradecido con Sabik, ha hecho lo que a nosotros nos ha costado tiempo, y súplicas.

—Yo solo tengo una duda —Observo al rubio— ¿Te gusta?

Aquella pregunta me llega a lo más profundo de mi ser, porque sentía algo y aceptarlo en frente de las dos personas que me observan y analizan como si fuera un extraterrestre en este momento me va a joder, y una pequeña parte de mí ya quiere joderse con ello, sin importar lo que suceda después, pero la más racional me dice que tengo que sanar antes de empezar algo, si es que el sentimiento es mutuo.

Dulce venganza #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora