Capítulo 3

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Los estúpidos me soltaron, la quemadura me ardía como nunca pero les daría su merecido a estos perros.

- Quién será el valiente de ir primero - me burló.

Uno viene en mi busca pero le doy un buen golpe, el segundo trata de aprovechar que estoy distraída e intenta pegarme por la espalda, lo agarro de la cabeza para cargarlo y arrojarlo al suelo cayendo como un saco de papas.

Así me la paso golpeando a estos bastardos, las manos me ardían pero seguía dándoles su merecido.

- Hija de perra - me da un puñetazo en la quemadura que me hace encorvar y él aprovecha eso.

- Maldito - escupo la sangre.

- Te creías mucho perra - saca una navaja y se avienta hacia mí.

Lo esquivo, para cuando intenta volver a enterrarme la navaja le doy una patada en la mano lo que lo hace soltar la navaja que sale volando al otro lado.

- A ver si así eres tan valiente - me pongo en postura de pelea.

Él viene hacia mí y le doy un gran golpe pero el sabe defenderse, me da un puñetazo que me deja viendo luces por un momento, momento que el aprovecha para tirarme al suelo con su cuerpo encima del mío.

Nos estábamos golpeando, él me daba más golpes pues tenía la ventaja de estar encima mío, al ver a mi lado veo la navaja así que estiro mi mano tratando de alcanzarla cosa que tardo pero al final la tengo entre mis manos.

El perro solo suelta un grito cuando le entierro la navaja en la pierna y la saco para tirarlo a un lado mío para que pueda levantarme.

- Dile a tu maldito jefe que mantendré mi promesa - miró a mi alrededor. - Y me cogeré a su hija hasta dejarla con mi hijo en su vientre - arrojó la navaja al suelo.Camino a la salida con dificultad, los rayos de sol me hacen cerrar los ojos. Estaba llena de sangre y asustaría a quien me viera en este estado, además, que no sabía en qué parte de la ciudad estaba.

Tuve que ponerme mi suéter con cuidado porque estos bastardos rompieron mi camisa. Sentía como mi piel lastimada rozaba con la tela y eso era incómodo además de doloroso.

Cada paso que daba sentía que mi cuerpo comenzaba a fallarme. Hasta dar la vuelta en una esquina sentí ver todo negro, solo ví el rastro de alguien.

Bella pov.

- Si, ya voy me esperan con los chicos - le decía a Gigi mientras hablábamos por teléfono. - Ya casi llego - intenté tranquilizarla ya que de alguna manera me había perdido.

Malditos bloqueos.

Cuando me decido a manejar yo misma se les ocurre hacer una marcha de saber que y ahora estaba perdida en cualquier parte de la ciudad. Me guiaba un poco con GPS pero la batería me mi teléfono estaba muriendo y en esta zona la señal parecía fallar un poco.

Me recrimine por no poner a cargar mi teléfono, estuve tan ocupada trabajando y con la remodelación de mi casa pero ya había quedado todo a la perfección. Ya podía regresar a mi humilde hogar, ya había cambiado mis cosas de la casa de mi padre a la mía.

Gigi me había ayudado un poco mientras me seguía molestando con aquella chica, ya habían pasado dos días desde aquella noche. Mi hermana me había arrastrado ayer de nuevo a ese bar para ver si se la encontraba según ella pero nunca apareció.

Perdió la apuesta que hicimos, si la chica aparecía yo le tendría que dar cien dólares y hablar con ella pero si ella perdía a mí me tenía que dar los cien dólares además de ayudarme a terminar la remodelación de mi casa.

Dulce venganza (Bella Hadid y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora