Capítulo 7

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Al día siguiente...

________ pov.

Los rayos del sol entraban por algún lado dándome directamente en los ojos, impidiendo que pueda seguir durmiendo.

— Mierda — murmuro intentando acomodarme pues dormir en un sofá no es nada cómodo y más si tienes una erección mañanera. — Es imposible — me levanto y camino en busca de un baño.

Me gustaba dormir en calzoncillos así que me había quitado el pantalón, no creo que a ella le moleste que ande así por su casa.

— ¿Dónde mierda es que estaba? — intento acordarme donde se encontraba el baño.

Ya no aguantaba las ganas de mear y no encontraba el baño, hasta que recordé que estaba en el segundo piso, yo aquí como estúpida buscando en el primero. Camino rápidamente y sin detenerme a tocar si había alguien abrí la puerta, hice mis necesidades e intenté darme una ducha pero recordé que no tengo ropa aquí.

— Oye — agradecía que no haya puesto seguro a su puerta. Entro con cuidado y me acerco a ella que estaba boca abajo en la cama. — Oye — la muevo.

— Mhum — hace un ruido pero sigue durmiendo.

— Oye — vuelvo a intentar.

— Déjame dormir — se acomoda otra vez en la cama.

— Oye, necesito darme una ducha pero no tengo ropa aquí — la muevo por última vez.

— Como jodes, ve a la habitación de invitado, la tercera puerta a la derecha saliendo de mi habitación y ahí encontrarás ropa de mi hermano — murmura. — Toma lo que necesites y déjame dormir, todavía es temprano — está vez ya no la vuelvo a molestar y voy a dónde me dijo.

Busco sin hacer todo un desastre, encontré un cajón con varios bóxer nuevo y tome uno.

— Está mierda no me va a quedar — murmuro viendo el bóxer que era un poco más pequeño para mí.

Decido volver con Bella y decirle que no son de mi tamaño.

— Bella, tengo el pito muy grande o tú hermano muy pequeño — le enseño el bóxer aunque no me esté poniendo atención. — No me va a quedar ni aunque se me ponga morada la polla —.

La escucho suspirar y voltea a verme, sus ojos verdes me miran mal apenas los abre bien.

— Si tú no puedes dormir eso no quiere decir que los demás queremos lo mismo — sonreí inocentemente. — A ver, muéstrame — le enseño el bóxer y le explicó por qué no me quedará.

— Son pequeños para mí, a menos que quiera que se me corté la circulación de la sangre y terminar en un hospital me los pondría — me quejo.

— Te aguantas porque son los únicos que hay, son esos o anda sin ellos — sonreí pícaramente.

— Bueno, luego no te quejes si se me mira más — iba a salir de la habitación pero me acordé de preguntarle otra cosa. — ¿Puedes prestarme tu baño? — sonreí inocentemente.

Suelta un bufido. — Si con ello me dejas de joder tanto, puedes utilizarlo — le tiro un beso y salgo de la habitación, voy por mi pantalón antes de encerrarme en el baño pues no quiero caminar por la casa en busca de ellos.

— Buenos días — pego el brinco del susto y veo a la mujer atrás mío.

— Buenos días — miró a la mujer rubia enfrente mío. Ella me analiza con la mirada y luego me mira a los ojos.

— ¿Dónde está mi hija? — al escuchar la palabra hija sentí que se me bajo hasta la presión.

— En su habitación — asiente y no se va sin antes darme una mirada.

Dulce venganza (Bella Hadid y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora