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—Estoy en casa —dije por inercia al entrar a casa — ya llegué Koro sense.

Puse las llaves en la parte de la entrada y sonreí al mirar la fotografía de mi profesor, sabía que nunca me contestaría pero no podía evitar hacerlo.

Encendí las luces de la sala y comedor observando la oscura soledad.

Aunque no era algo que me consumiera de vez en cuando el anhelo de tener a alguien esperando en casa por mi era abrumador. Me puse los zapatos de interior caminando hacia la habitación para dejar el bolso del trabajo.

Prendí en el camino la televisión para tener algo de ruido de fondo al llegar a mi cama me tire boca abajo. Estaba bastante cansado, ser maestro de una escuela tan problemática tenía sus desventajas pero, la satisfacción que obtenía de ver el progreso de mis alumnos era algo invaluable.

Con pesadez obligué a mis piernas moverse para levantarme y preparar la cena, regresé a la entrada dónde la televisión seguía transmitiendo ruido, solamente haría algo sencillo y ligero debido a la hora.

Calenté agua para té y preparé un sándwich ya con todo listo lo llevé a la pequeña mesa que tenía frente al televisor para sentarme en el suelo y ver algo mientras comía.

Realmente no presté mucha atención a las noticias comía mientras tenía la mente puesta en otra cosa, el próximo periodo de exámenes estaba cerca y la mayoría de los chicos necesitaban reforzar matemáticas y japonés.

Terminé la cena rápidamente para comenzar a trabajar, aproveché para ponerme la pijama y fui por los libros que necesitaba, mi computadora y la imagen de Koro sense. Verlo mientras hacia mis planes de clase y los bancos de respuestas me motivaban a continuar.

A este punto había bajado el volumen para poder concentrarme, me estiré un poco y noté que ya había pasado una hora, eran casi las 11:20 de la noche.

Decidido a continuar me levanté por otra taza de agua, mientras esperaba que se calentara alguien tocó a la puerta.

Me asusté al principio, no tenía nadie en mente que pudiera venir a mi casa y menos a esta hora.

"Tal vez será algún vecino" pensé en esa pequeña probabilidad aunque realmente no había tenido ni una sola interacción con alguien desde que me mudé hace ya 4 años, casi todos trabajaban todo el día y no encontré el momento ideal para poder presentarme.

Y tampoco recibí alguna tarjeta o algo incluso después de dejar los regalos que dejé en los buzones para presentarme.

Realmente no conocía a nadie del edificio.

—¡Ya voy! — dije caminando hacia la puerta.

Antes de abrir escuché algo de papel deslizandose, miré hacia abajo y vi que había entrado una carta.

La tomé y abrí la puerta sin embargo no había nadie del otro lado o siquiera en el pasillo, aunque no era muy largo realmente no era algo que pudieras recorrer en menos de 10 segundos.

Tampoco parecía que alguna puerta se hubiera cerrado así que solamente cerré la mía con la carta aún en la mano y con muchas dudas.

Inspeccioné la carta pero el sobre estaba en blanco ni remitente o destinatario lo único que tenía eran los números de mi apartamento, regresé a la sala para poder abrirla.

Saqué la carta y grave error ¡No era para mí!

—¿Eh? Pero si este es el número de mi casa ¿por qué...? — pregunté leyendo una vez más el nombre escrito ahí.

—¿Akabane Karma? Yo no conozco a nadie con ese nombre. Maldición abrí una carta que no era mía — dije con preocupación.

Rayos, rayos, rayos

Karmagisa one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora