Jenna Y Luan

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Estaba contemplando el techo, mientras tenía un debate mental entre ir al piso del par de idiotas o ir a caminar un rato al parque.

No había vuelto a dormir después de ir a rescatar a Charlotte.

Giré la cabeza para tomar mi móvil, y miré la hora. 9:33 am. Sabía que por más que intentará dormir, no lo lograría. Así que reuní todas las fuerzas que pude y me levante de la cama.

Al ya estar de pie, me dirigí al baño. Hice mis necesidades, me lave la cara y los dientes.

La verdad es que no tenía muchas ganas de hacer nada en todo el día , tampoco es cómo si realmente tuviera que hacer algo en el día.

Tome un abrigo de mi armario y me lo puse. En los bolsillos metí mi cartera, goma de mascar y mis llaves. Me puse mis lentes, antes de girar y mirar a una rubia que seguía durmiendo -y roncando, por cierto- con esa imagen no puede evitar sonreí de lado.

Salí de la habitación y cerré con cuidado la puerta detrás de mí, pero al momento de salir ví como la puerta de enfrente se abría y por ella salía nada más ni nada menos que Jenna.

-¿Pero mira a quién tenemos aquí? -le dije, divertida-. ¿Lista para dar brinquitos por el parque?

Ella solto una risita mientras negaba con la cabeza.

-¿Cuántas veces tengo que recordarte que no doy brinquitos por el parque? -se quejó.

-Las veces que sean necesarias -dije con burla, mientras metía una goma de mascar a la boca.

Jenna se quedó unos segundos analizandome.

-¿No quieres ir conmigo?

Su pregunta me tomo tan desprevenida que comenze a atragantarme con la goma de mascar.

En cuanto comenze a toser, una Jenna con cara de susto se acercó rápidamente a darme palmadas en la espalda.

-¿Qué... yo... Qué?

-Bueno, creí que seria buena idea -dijo dudosa.

No quería ser grosera con ella después de haberme salvado de casi morir por culpa de una goma.

Pero sino tenía ganas de hacer algo productivo en el día, mucho menos de ir a correr.

-Jenna, por sí no lo has notado, a penas y puedo subir las escaleras sin que me tire al suelo por falta de oxígeno -le dije tratando de sonar convincente.

-Eso no es verdad. Te he visto casi desde que entramos, salir por las mañanas con ropa deportiva.

Era cierto. Cúando tenía quince, mis padres decidieron que sería buena idea que aprendieramos cosas nuevas, así que decidieron inscribirnos a diferente clases para aprender a defendernos y tener resistencia física.

Estuvimos yendo por más de tres años a clases de artes marciales mixtas, defensa personal, boxeo y gimnasia.

Y cuando decidí estudiar aquí no quise dejar de ejercitarme, así que me metí a un gimnasio.

Aún con todo eso, no quería ir a correr, pero tampoco quería ser grosera con Jenna.

-Jenna mira, no quiero ser grosera pero hoy no me siento con humor para hacer nada.

-Lo entiendo -me regaló una sonrisa comprensible.

Esta era una de las razones por las que Jenna era una de mis personas favoritas.

Así que mejor decidí hacerle una oferta.

-+-¿Te parece dejarlo para otro día, y ahora mejor ir a tomar un café? -le pregunté.

Cuando Las Estrellas Dejen De Brillar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora