Esta historia comienza después del Episodio 10 del juego Duskwood.
Está centrada en la MC femenina, más concretamente en la mía, pero he adoptado el nombre de MC para que podáis disfrutar de la lectura, porque al final, Duskwood es de todos nosotros...
Está pasando otra vez. Está pasando otra vez... ¡No puede estar pasando otra vez!
Mi pulso se ha acelerado de camino a la panadería. No quiero mirar hacia atrás por miedo a delatar a Jake... No sé qué es lo que ha visto. No sé qué es lo que le ha alertado. Sólo sé que si él dice "corre", hay que correr.
Así que aquí estoy, haciendo cola para comprar pan mientras me deshago por dentro sin saber lo que está pasando fuera de aquí. Una señora mayor sigue contándole su vida al panadero mientras yo espero. No me quejo, su charla interminable me está dando una excusa para estar aquí parada como una idiota. El panadero me hace una seña para que me adelante y me pregunta qué voy a querer... justo en el momento en el que noto mi teléfono vibrar. Que no sea Nym-os, por favor...
MC: Una baguette, por favor.
Aprovecho el instante en el que el panadero se da la vuelta para mirar mi teléfono.
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Me tiemblan tanto las manos que necesito tres intentos para desbloquear la pantalla. Sólo tengo tiempo de abrir los mensajes y de ver quien me escribe antes de que el panadero capte mi atención de nuevo.
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¡NO, NO, NO, NO!
PANADERO: ¿Señorita? ¿Está usted bien?
MC: Oh, perdón... Me había distraído un segundo.
PANADERO: ¿Un mal día?
MC: Éso parece... Dígame qué le debo.
No tengo tiempo de charlar. Le pago la dichosa baguette y salgo corriendo hacia el sitio más cercano y seguro que se me ha ocurrido: la comisaría. Ni siquiera sé si Alan estará, ni me he parado a pensarlo. Solo quiero llegar a un lugar seguro, porque no tengo ni idea de qué es lo que Jake ha visto, ni cuál es el peligro ni por qué Nym-os me ha enviado algo.
