5- Pideme una cita no mi coche

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Ya había comenzado las clases y eran geniales. La verdad seguía sin hablar con Unai y no llevaba a Darío a entrenar porque entre la uni y el conservatorio no tenía tiempo.

Si volvi a tocar, se lo comente a Morata y me apoyo, además conocí a su esposa e hijos. Dios que tiernos que son, Alice que se había enterado del tema me ayudo y me aconsejo contándome historias vergonzosas sobre Morata en sus intentos de "conquista" qué buen rato.

En la uni también hice amigas, Ainara y Elaia unas chicas muy majas, van a mi clase y nos lo pasamos genial. A ellas no les había contado nada del tema amoroso.

Salimos de fiesta un par de veces y porque negarlo me puse borracha alguna vez que otra, pero nada del otro mundo.

- Ana, mañana me llevas a entrenar, aún que es el día de la familia donde vienen los familiares a jugar con nosotros y los papas no pueden venir- me miro con cara de, pero degollado y acabe aceptando, rezando para no cruzarme con Unai.

- Iré, pero déjame ropa de deporte que no quiero ensuciar la mía- enseguida volvió con una camiseta de Casillas que era mia, pero me robo, unos pantalones y unas botas antiguas que eran de mi talla.

...

Bien, Ave María Purísima que ellos no estén, que si no me da un pare cardiaco.

- Teta vamos que se hace tarde- como siempre Darío tiraba de mí con prisas aunque llegábamos pronto.

Nos pusimos las botas y entramos con el resto de personas. Había mucha gente aparte de los chicos, así que no era tan incómodo. Lo malo es que me degradaron a la portería con mi hermano, si sé jugar a futbol y sé jugar de portera por mi hermano, pero no quiero que me den pelotazos.

El entrenamiento fue normal, yo dando pequeños grititos cuando venía un balón fuerte hacia portería y me daba a mí al girarme.

- Teta, es hora de lucirte, allí va el novio- dijo señalando a los jugadores del primer equipo, ahí cariño, si lo supieras todo no dirías eso, bueno si porque me motivo a demostrarle a Unai que no estaba dolida por lo suyo.

Los siguientes tiros me los pare, incluso me lance a por uno, cosa que hizo reír a mi hermano.

La última parte del entrenamiento fue un partido de familiares contra jugadores, vamos no paraban de chutarme, pero al menos me defendía y solo me marcaron uno, hasta me pare uno por la escuadra, pero yo no soy deportista, así que a los 30 min pedí el cambio porque no podía más con mi vida.

Notaba la mirada Unai en mí mientras estaba tumbada en el césped recobrando el aliento, cerré los ojos y me centre en eso, no es tiempo de que me dé un ataque de asma. Alguien me tendió agua, era Unai.

- Gracias- le dije, dejando un tenso silencio entre los dos.

- Tenemos que hablar- dijo tras unos minutos de silencio.

- Supongo- alce mis hombros, vi como se giraba a sus compañeros con cara de susto.

- Ven- me llevo un poco apartado para que nadie nos escuchara- mira lo siento mucho por lo del otro día me comporte como un gilipollas y no tengo como justificar lo que te dije, te falte el respeto y lo siento mucho. Pero en serio quiero intentarlo contigo- termino de decir.

- Lo has ensayado? Porque te ha quedado muy bien- su cara cambio por completo.

- Ana, estaba quedando bonito- puso un puchero y ambos reímos.

- Lo he estado pensando mucho desde que discutimos y he decidido darte una sola oportunidad más, ni dos ni tres, una si la cagas a lo grande me iré.

- Está bien- acepto al instante- entonces quieres tener una cita conmigo esta noche?- su sonrisa me impidió declinar la oferta.

- Vale, pero más te vale que sea una buena cita porque a mí no me ganan tan fácil- dicho eso le di un beso en la mejilla y me fui.

Después del entrenamiento nos duchamos todos allí, las mujeres en un vestuario y los hombres en el otro. Cuando termine me puse la ropa que tenía un peto vaquero y una camiseta de manga corta negra. Ya había avisado a Darío que se fuera él a casa, que yo tenía planes.

- Ya estás Ana?! Era la última en el vestuario, ya que tardó lo mío en arreglarme.

- Ya casi, puedes entrar si quieres- le dije mientras me peinaba el pelo ya seco, la puerta se abrió y entro él, que casi no entraba por su altura.

- Enseguida estoy espérame aquí y nos vamos.

Narra Unai

Entre en el vestuario, ella estaba frente al espejo peinándose, estaba preciosa, pero mejor estaba con esa camiseta de Casillas sudada, aún mejor si la camiseta fuera mía.

- Donde aprendiste a jugar futbol, has hecho bunas paradas- le comente.

- Mi hermano me obligaba a ayudarlo a entrenar y no me quedaba más remedio que enseñarle para que me siguiera tomando como una Diosa suprema- suelta una risa, y yo solo soy capaz de pensar en que ella sí que es una diosa griega apta para el Olimpo- al final me acabo gustando, pero nunca tuve tiempo para apuntarme a un equipo.

- Y eso?

- El conservatorio me ocupaba todas las tardes completas, vivía prácticamente ahí.

- Qué tocas?

- La flauta, el oboe, el bajo, el saxo, el violonchelo y guitarra, pero sobre todo toco el violín y el piano, también tomaba clases de canto en el conservatorio.

- Qué chica tan lista tengo- me levante y puse mis manos alrededor de su cintra, mirándola por el espejo.

Ella es giro quedando los dos de cara, seguía con las manos en su cintura y ella alzó sus brazos para colocarlos alrededor de mi cuello. Mis ojos bajaron a sus labios, comenzamos a acercarnos, ella se puso de puntitos y yo me encorve un poco, a punto de tocar sus labios la miré para pedir permiso a lo que ella me miro de forma aprobatoria.

Junte nuestros labios en un beso lento, muy tierno. Como había esperado esto.

Cuando nos separamos ella apoyó su cabeza en mi pecho con una sonrisa tonta.

- Creo que ya es hora de irnos- le dije en un susurro. Nos separamos y ella terminó de guardar, saliendo así del vestuario.

Nos dirigimos a su coche. Nico me suele traer, ya que es mi vecino y así no tenía que conducir.

- Dame las llaves conduzco yo

Entre cuerdas y balones- Unai SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora