LAS VERDADESEsta mañana apenas he tenido tiempo de hablar con mis padres, es el día en que voy a ir por primera vez a una fiesta universitaria, en concreto, al cumpleaños de Tony, un amigo de Ethan –casualmente– y el capitán del equipo de baloncesto de la universidad, parece un chico majo.
También he estado evitando toda la mañana el tema de que mis padres tienen que hablar conmigo. Ahora mismo son las ocho de la tarde y me encuentro en el baño de la planta de mi residencia, con el móvil a un metro de mis ojos pintados de máscara de pestañas y a medio metro de Michelle, una universitaria de la que me he hecho amiga sin la ayuda de Adonis, y mi vecina de habitación –sí, la que escucha Taylor Swift–; con la que suelo coincidir después de comer y antes de dormir para contarnos como nos ha ido el día, en su caso me cuenta novedades del libro que se está leyendo —siempre tiene uno en la mano— y yo le cuento como me van las cosas con el grupo de Adonis.
—Te siguen mandando mensajes sobre si te falta mucho—me anuncia, leyendo la pantalla de inicio de mi móvil, Andrew y Ethan no paran de meterme prisa, y yo (más bien Michelle, que es quien les manda los mensajes) les digo que me estoy maquillando. Tania amenaza con venir a buscarme –estamos en la misma planta– y Adonis me amenaza con no ser el taxista y que va a beber.
—Ponles lo mismo que antes—Le digo, mientras saco el pintalabios, es lo que me queda para terminar. No voy muy arreglada pero tampoco quiero ir demasiado casual, voy con un vestido verde botella ajustado que resalta los colores de mis ojos, con unas converse blancas, Michelle opinó textualmente al verme «estás guapísima, vas a arrasar con los chicos».
—Creo que no va a hacer falta— Me dice, yo me extraño y la miro, pero ella me señala hacia mis espaldas. Ya ha venido Tania, supongo.
Me doy la vuelta, pero no solo está ella, sino que además está con Andrew.
—¿Qué haces aquí?— Le pregunto a Andrew— No puedes estar aquí. Estás dentro de una residencia femenina. En un baño. Con tres chicas. Sal fuera y los dos, esperadme en mi habitación, que nadie te vea.
—Relájate... y date prisa— Dice él, apoyándose contra el mármol de los lavabos.
—Hola a ti también guapa —Dice Tania, mirándome a los ojos—Te sienta genial el vestido—Me dice, yo me ruborizo y sigo pintándome los labios. —¿Has hablado ya con tus padres? ¿o vas a darme la fiestecita diciendo que deberías llamarlos por algo importante porque te quedas pobre y aún no lo has hecho?
—Es verdad ¿sabes algo de ellos?—Me pregunta Andrew, Michelle se queda callada, porque sabe que llevo omitiendo el tema durante todo el rato que llevamos juntas.
—Me llamarán en breve—digo, y como si hubiera hecho alguna maldición extraña, la pantalla de mi móvil se enciende, y Michelle me señala el nombre de la jefa, mi madre llama como si nos hubiera escuchado hablar de ella. Me maldigo y dejo de maquillarme, aunque ya había terminado. Descuelgo y contesto.
—¡Niña! Llevamos intentando hablar contigo dos días—me dice mi madre, casi a voces, estoy segura que los que están a mi alrededor lo han escuchado.
—Lo sé, pero no he tenido tiempo, hoy hay una fiesta y sabes la ilusión que me hace ir, y lo estaba aplazando porque me da miedo lo que me tengáis que decir, sé que es importante y por dónde pueden ir las cosas.
—Sé que sabes cuánto nos cuesta conseguir dinero para tus estudios, y que estés en la otra punta del mundo, en una residencia, con otro tipo de moneda... no ayuda, y no importa que la beca te ayude a la carrera, porque el resto de cosas hay que pagarlas. Mija, este mes casi no llegamos para pagar ni la comida, sé que piensas que deberíamos pedir ayuda, o poner a trabajar a tu hermano, pero el vecino se ha enfadado con nosotros por motivos que desconocemos y nos ha rebajado el sueldo.
ESTÁS LEYENDO
Inefable (YA EN FÍSICO)
RomancePasa un mes desde que Regina rompió con su novio, así que decide seguir con su vida yéndose a la otra punta del mundo a estudiar la carrera de sus sueños, en la cuidad de sus sueños. Nunca ha tenido amigos, nunca ha tenido una relación sana, no sabe...