XI

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ENTRE BROMAS, ALGUNO SE ENAMORA


Llevábamos tres días sin Tania ni Andrew pero para suerte de todos, llegaron esta mañana. No sabía que los iba a echar tanto de menos, y jamás lo admitiría, aunque por otra parte su falta de asistencia me ha hecho centrarme mejor en los exámenes. Gracias a Dios el primero me ha salido bien, era de teoría de la literatura —la cual compartía con Andrew— y también una de las más complicadas, incluso he ayudado a Adonis y a Ethan a estudiar sus exámenes después de muchas horas de aburrimiento juntos y sus «prefiero no hacer nada» he conseguido que al menos supiesen de qué iban los temas de los que se iban a examinar, los míos ya me los sabía bastante bien y podía ir con más calma.

También he estado buscando ofertas de trabajo por todas partes, y aunque todas tuviesen unos horarios inhumanos, mucha experiencia —la cual yo apenas tenía— y poco salario, encontré ayer una vacante en una pequeña librería cerca de la universidad, mi nuevo jefe estaba desesperado por encontrar a alguien y el destino me avisó de eso cuando fui a comprar un libro de lingüística que no encontré en la biblioteca, Antoine estuvo encantado de que comprase un libro de ese tipo y estuvimos bastante tiempo hablando sobre mi carrera y libros en general. Me contó que hacía poco trabajaba su hija pero se fue a París a estudiar y se ha quedado solo; por lo visto le impresioné por mis conocimientos. ¿increíble no?

Hoy tomo otra decisión importante respecto a mi vida universitaria y es que el otro día, cuando le pedí ofertas de habitaciones a Louis, me recomendó buscar una habitación compartida, y desde su punto de vista me dijo que era mejor si conociese a esa persona, pero no la viese todos los días, para poder reforzar la amistad, pero tampoco estar incómodas si peleábamos, es decir, una amistad.

—¿Qué dices entonces?— le pregunto a Michelle tras quedarse pensando más tiempo del que me gustaría. Es por la noche, y después de pasarme todo el día con mi grupo, decido volver a la residencia antes de lo normal porque estoy bastante cansada. La idea es muy buena, y se lo comenté a mi madre y a mis amigos para ver qué les parecía, y todos la aprobaron, Tania no se enfadó ni se sintió incómoda por haber elegido a Michelle como compañera de habitación en vez de ella, dijo que Louis siempre tiene razón.

—Me parece bien, así podré ahorrar para comer fuera de la residencia, la comida está asquerosa, y para los libros ¡Ya no hará falta esperarte en el baño para hablar contigo! —se ve muy emocionada y eso me emociona aún más a mí, que alguien esté emocionado por querer estar conmigo y por poder contar con mi apoyo es una gratitud muy grande.

—¡Genial! mañana te espero para salir junto con Andrew y Tania—hago una pausa porque no sé si los conoce, entrecierro los ojos y le miro de reojo.

—Sé quiénes son, los que te acompañaron en el baño cuando fuisteis a la fiesta ¿no? —Al mencionar eso me quedo más tranquila, pero a la vez recuerdo lo que pasó después, ese roce con la mano y ese «¿vamos chaton? siempre bête» esas miradas que señalaban que se moría de ganas por entrar en mi residencia y ver cómo me arreglaba, ver antes que nadie cómo iba vestida...

—Pues ellos, siempre vamos los tres juntos. Quedamos en la entrada, justo donde está Louis, así hablamos lo antes posible con él para que nos guarde una habitación compartida.

—¡Qué ganas! Ahora si no te importa me voy a dormir que mañana tengo examen de latín y quiero estar preparada—me dice, mientras me da un beso en la mejilla y sale corriendo hacia su habitación, cuando llego a la mía veo que son alrededor de las once de la noche, así que es la hora punta para llamar a mis padres.

—Hola cariño, ¿Qué tal va todo? —suena una voz calmada y sé que es mi padre, aunque ayer hablamos sobre lo que iba a hacer, me apetece contarlo de nuevo, estoy muy orgullosa de mí misma.

Inefable (YA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora