Capítulo 1: 'Cambios'

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Bella.

Chicago, Estados Unidos. Octubre de 2019.

Salgo del gran edificio donde vivo, cerrando la llave de acceso del ascensor a mi penthouse y ando hasta mi coche cuando salgo del lugar, saludando al portero de noche.

Son las cinco de la mañana, trato de tapar mis ojeras con unas gafas negras, acordes a mi traje negro de dos piezas, la americana de color carbón y los vaqueros medianamente anchos del mismo color. Toco el botón de apertura de mi Porsche negro. Al ser tan temprano, no hay ningún paparazzi listo para acosarme.

Me miro en el espejo de dentro de mi coche. Echo mi melena rojiza hacia atrás, me bajo las gafas de sol hasta el tabique de la nariz, observando la perfección de mis orbes ónix.

Me rocío con un poco del perfume que guardo en la guantera, pongo el coche en marcha y me dirijo hacia el bufete de abogados donde trabajo.

El Chicago's National Buffete, el mejor bufete de todo Chicago, es el lugar donde trabajo desde hace casi cinco años. Tiene un funcionamiento sencillo, somos regidos por una entidad mayor que nos asigna casos, hasta un máximo de cuatro a la vez. Hay varios pisos divididos según la gravedad de los casos que se asigna a ada uno; yo estoy en el cuarto piso de cinco, donde son casos medios/levemente graves, aunque ir en un piso más alto no depende de si eres mejor abogado o no, son posicionamientos aleatorios.

También existe la posibilidad de que la Oficina Internacional de Abogados te mande a trabajar a otro bufete en la otra punta del mundo, sin embargo, ni yo ni la gran parte de mis amigos cercanos hemos pasado por ello, al menos por ahora.

Jamás pierdo un caso. Desde que comencé a ejercer como abogada en este bufete, jamás he perdido un caso y eso me ha llevado a ser conocida como 'La Terrible Jones'. Y es normal, soy la mejor abogada, me atrevería a decir que de todo el bufete, pero no me gusta fardar.

Conduzco bajando por las calles; vivo en Streeterville, uno de los mejores barrios y el bufete se encuentra unas calles más abajo.

En unos minutos llego y me dispongo a entrar. Aparco en el parking y salgo del coche, dispuesta a ir hacia la oficina de mi jefe, Andrew Maskame.

—Buenos días. —saludo a mis compañeros que ya se encuentran dentro del bufete cuando paso el umbral de la puerta.

—¡Bella! —me saluda mi mejor amiga dentro de esta institución, y en realidad, de toda mi vida en general, aparte de mi compañera en el penthouse, Martine Statham. —¿Quieres un café para soportar este día tan bochornoso, nena?

—Ahora no, Martine. —dejo mi bolso y deposito mis cosas en mi escritorio. —Maskame me ha llamado para venir de urgencia, yo hoy entraba a las 9.

—¿Maskame? —pronuncia el bombón de la oficina, Axel Barrett. —¿Qué has hecho, Jones?

Lo miro con suficiencia e inocencia.

—Nada. —murmuro, sin despegar mis ojos de los suyos cafés. —Seguramente sea un ascenso, cielo, que me lo he ganado.

Le guiño un ojo y se da la vuelta hacia su ordenador, enfurruñado.

Ando hasta la oficina 505, la del jefe. Toco la puerta con los nudillos y giro el pomo cuando oigo <<¡Pasa!>>

—¡Bella, cielo! —me saluda Maskame cuando paso.

Andrew es todo tipo de hombre que a pesar de estar entrado en los cincuenta, todos nos giramos a mirar por la calle. De origen español, pelo negro y una pequeña parte canosa, cuerpo fornido y orbes del color del ónix, sombra de barba oscura y un tono de voz grave que atrae a cualquiera. Aparte de eso, es un completo amor, nunca me ha gritado apesar de que hiciese cosas mal ni mucho menos.

HISTORIAS EN EL MAR MÁRMARA © ✓ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora