Capítulo 16: 'El día de todos los demonios'

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Adrer.

—Hoy vamos a ir a ver a mamá. —informo a mi hermana mientras paso el cepillo para limpiar la barra de mi puesto en el Bazar. —Así que démonos prisa.

—¿Está bien? —farfulla. —Me lo has repetido mil veces hoy.

—Mmmm, sí, sí. —musito restándole importancia.

En el fondo, sé que no es del todo cierto; hoy a la mañana he recibido una llamada que me decía que Zeliha había empeorado, no era preocupante, pero sí era cierto que su estado había decaído.

—Adrer —mi hermana se acerca por detrás mía. —, puedes decirme lo que pasa. Por favor, no me mientas más.

—No te estoy mintiendo, simplemente...

—Adrer. —me corta. —Dime la verdad.

Mi mente evoca la llamada de la secretaría de Reyap.

—¿Adrer Bulshoy?

—Sí, soy yo. —contesté. —¿Qué pasa?

—Lo llamamos desde el Reyap Hospital, queremos informarle sobre el estado de Zeliha Bagtur, su madre.

Me quedé callado unos segundos mientras rezaba internamente para que no fuese nada malo.

—Sí, dígame... —farfullé extrañado.

—Su madre ha empeorado, señor Bulshoy. —sentí mi mundo caerse en ese momento. —Pero tranquilo, no es nada muy muy grave, simplemente le está costando más respirar y hacer cosas. Ha preguntado por usted y por su hermana después de despertarse de una siesta de dieciséis horas.

—¡Adrer! —el grito de mi hermana me saca de mis pensamientos. Me exalto y veo a mi hermana mirándome confusa. —¿Que qué pasa?

Trago saliva y me apoyo en la barra.

—Mamá ha empeorado, —sus ojos se abren inmediatamente— no es demasiado grave, pero es mejor que vayamos a verla. Ha preguntado por nosotros.

Pasan aproximadamente veinte minutos más hasta que salimos del Bazar.

—Hassu, —me dirijo a mi hermana que termina de limpiar su puesto. —me voy al coche, te espero allí, ¿vale?

—Bien.

Salgo del Bazar y entro en el coche. Hassu se ha tomado la noticia mejor de lo que esperaba; ha entendido que debemos verla y estar más pendientes, pero nada más.

Ando hasta el coche y lo enciendo, me dirijo a la puerta y es entonces cuando unas manos me tapan la boca y me llevan a la parte trasera del parking. Me tapan también los ojos y cuando llegamos, me lanzan al suelo. Alzo la cabeza distinguiendo a los mafiosos que me reclaman el dinero.

—Se acaba la semana, Bulshoy. —me dice uno.

—Llevábamos mucho sin verte. ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Tienes nuestro dinero? Son veinte mil liras las que nos debes. —me dice el otro ladeando su cabeza.

Son los dos de siempre; uno flaco y uno enorme que vienen a sacarme dinero.

Mi mente se debate sobre que hacer durante unos segundos que parecen eternos. Tengo el dinero, sí, pero soltar veinte mil liras de golpe es algo que puede salir caro.

Aunque a la vez, prefiero quitarme ya este problema de en medio.

Los hago esperar demasiado hasta que el grandullón se acerca hasta mí, agarrándome del cuello y dejándome en el aire durante unos segundos. Me corta el paso de oxígeno hacia mis venas mientras el otro se acerca, tratando de sacarme la cartera de los bolsillos. Me remuevo tratando de evitarlo hasta que logro que el otro me suelte cayendo al suelo.

HISTORIAS EN EL MAR MÁRMARA © ✓ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora