Capítulo 14: 'Tóxicos'

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Bella.

Se queda callado durante unos segundos y no puedo evitar sentir satisfacción; lo he dejado sin palabras, quería dejarme de mala y aquí el único que ha hecho mal ha sido él.

—¿Q-qué...? —titubea al otro lado de la línea. —¿Qué dices, Bella?

—Lo que oye, querido mercader. —musito y miro a Martine, que muestra una sonrisa maliciosa. —Iba a ir a recogerte al Bazar para ir a cenar. Y te encuentro besándote con ella, y jurándole amor eterno. —mis ojos se llenan de lágrimas, pero aleteo las pestañas evitando que salgan. 

—Bella, eso no...

—No quiero oír tus explicaciones, Adrer. No ahora. —murmuro. —Dame tiempo porque ahora te tengo asco. ¡Has jugado a dos bandas!

—¿Me vas a dejar explicarte? —cuestiona.

—No. No quiero oírte.

—¿No te das cuenta de que esto nos perjudica a ambos? A ti cómo abogada y a mí cómo padre y cliente tuyo.

—Me da igual. —río. —El juicio se llevará a cabo igual, lo sepa ahora o más tarde. Y no es por ti, es por mí.—me limpio una lágrima solitaria con el dorso de la mano. —Lo prepararemos igualmente, porque Bella Jones ni deja un caso a medias ni pierde un sólo caso. Iré informándote. Buenas noches, Adrer. —murmuro su nombre con rabia antes de pulsar el botón de colgar. 

Miro a Martine, dejando el móvil sobre la mesa, y rompo a llorar de nuevo.

No entiendo por qué Adrer me mintió; más de una vez me dijo que él ya no tenía absolutamente nada con Yendal. ¿Han vuelto? <<Eso es lo que aparece, eres la otra>> Repite mi conciencia tratando de flagelarme, sin embargo, no le doy importancia y trato de pensar en otra cosa.

Al fin y al cabo, la mala aquí no he sido yo, ¿no? La venganza es un plato que se sirve frío y Adrer Bulshoy me ha jodido; ha engañado a la persona equivocada y aún más a sabiendas de todo el poder que tenía sobre él, coño, ¡soy su abogada! Eso me otorga mil maneras de joderle.

Eso sí; el caso se seguirá llevando adelante, pero no es por él. Es por mi reputación: son contados los casos que perdí en mi vida y fueron en los inicios de mi carrera cómo abogada. Después, me convertí en la víbora insaciable que manipula a sus contricantes para sacarle las palabras cómo si les apuntase con una pistola.

Por mi mera reputación lo haré; sé que me dolerá tener que trabajar con él, pero espero que sus excusas sean lo suficientemente buenas, sino se gana mi perdón, la incomodidad reinará en nuestros encuentros y trabajar se hará muy complicado para todos. Más de lo que ya va a ser ahora, las ganas de venganza han podido conmigo y eso le ha otorgado a Yendal Kozlov un punto, quedando a mano con nosotros, pues nosotros íbamos por delante y yo sola me he encargado de darle tiempo para que se prepare. De todas formas, veo imprudente que se quede con Fatma. Además, está tratando con La Terrible Jones. Hay que ser realistas: soy increíble y hay más que pruebas para que el dueño de Infieles.com se quede con su hija.

Las lágrimas no cesan mientras pienso en todo esto. La traición de Adrer me servirá para fortalecerme. Ahora, voy a convertir mi corazón en una coraza impenetrable.

—¿Qué excusa puede tener? ¡Nada justifica esto! ¡Está muy feo! —musito sorbiendo con la nariz en el regazo de Martine.

—Pues no sé, la verdad. Hay un 90% de posibilidades de que su excusa sea una mierda. —ríe. —Pero bueno. ¡Venga nena, anímate!

Mi amiga se levanta del sofá acercándose a la despensa sobre la televisión, sacando una botella de Plata o Plomo. 

—¿De dónde has sacado eso? —la miro extrañada.

HISTORIAS EN EL MAR MÁRMARA © ✓ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora