Parte |16|

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Joaquín corrió a su habitación apenas el coche desapareció.

Y estaba ansioso, nervioso y ansioso, había estado esperando esto hacía meses, y seguía sin creer que lo había visto, después de tanto tiempo

Emilio estaba tan guapo, tan varonil y hermoso que Joaquín no tuvo remedio en caer internamente, ese hombre lo tenía en sus manos, aunque iba a hacer difícil esta vez, ¿Por qué?, porque simplemente quería darse su lugar, al menos darle un periodo de prueba, no iba a admitir tan fácilmente que lo tenía babeando, deseando besarlo y amándolo más que antes, Royer seguro lo asesinaría, no para nada fue su aliado durante los últimos meses, los consejos y platicas largas, no iba a tirarlos a la basura, si Emilio quería estar de vuelta, debía trabajar duro para conseguirlo.

Cuando estuvo frente a la puerta de la habitación, hizo una especie de flexión con los brazos, soltó el aire y cuando estaba por abrir todo el valor se esfumo, tan rápido como había llegado, corrió los pasillos y volvió a sentarse en uno de los sofás en la sala.

Atenazo el teléfono, mordiéndose el labio y balanceando los pies nerviosos.

Emilio eres un idiota, pensó, sacudiendo la cabeza, ahora quería golpearlo, se preguntó porque no lo hizo hace algunos minutos. Y tu Joaquín, eres un cobarde.

El imbécil estuvo aquí, dejo algo en mi habitación, y él estaba ahí luciendo hermoso en un traje y yo solo dije dos palabras antes de que se fuera, actué como un chiquillo enamorado, con aires de enojo, y cuando sonrió yo quería abrazarlo, mierda, sigo hundid en la realidad de mierda, así que no sé qué hacer.- farfullo en cuanto Diego atendió el celular, su voz ahogada y nerviosa.

-Primero que nada, hola, y he arruinado mi manicura por coger el maldito celular, y ¿Por qué mierda no me llamaste antes?- grito eufórico, Joaquín casi pudo imaginarlo moviendo las manos tan exagerado como siempre.

-porque paso hace menos de diez minutos, estoy ansioso, estoy temblando y no quiero entrar en la habitación, joder siento que el v a decepcionarme otra vez, es raro que haya vuelto.-

Joaquín no mentía, se sentía ansioso, desesperado y con ganas de resolverlo todo con un chasquido de dedos, no era tan fácil como eso, lo supo cuando se dio cuenta de que probablemente solo este haciéndose ilusiones tontas sin saber realmente que intenciones tiene Emilio.

-Ve a la habitación no cuelgues, yo te apoyo desde aquí.- Diego sonaba realmente serio por primera vez en mucho tiempo.

Así que cuando caminamos de nuevo hacia su dormitorio, soltó un bufido y abrió la puerta.

El corazón se le detuvo.

La respiración ni siquiera parecía existir.

Se acercó a pasos lentos, tan torpes que casi logran hacerlo sonreír, no paso, las cosas sobre la cama fueron como un imán para sus ojos.

Era precioso.

Lo más hermoso que jamás vio.

-Dios, me tiene en sus manos.- susurro, Diego suspiro con ansiedad tras la línea.

Joaquín camino a pasos lentos, hasta que sus rodillas chocaron con la cama, hizo un sonido bajo que fue como un jadeo, era hermoso, absolutamente hermoso, su corazón latiendo en el pecho desbocado y alegre lo hizo sonreír, inclinarse y con toda la delicadeza permitida tocar aquello que estaba robando cientos de suspiros.

-Dime ya que demonios es.- su amigo grito impaciente, Joaquín ladeo la cabeza, hipnotizada, su cama nunca se sintió mejor.

-Tienes que venir ahora.- entonces colgó sin esperar respuestas.

SM -EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora