Parte |01|

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El sol se reflejó tan puro y sincero como todas las mañanas, ilumino el rostro del chico tendido en la cama, su rostro reflejaba tanta armonía como si sobrepasara la prominente belleza de la alborotada, los mechones de rizos cayendo sobre la frente con un sutil toque artístico.

Su sueño abundante se desvaneció en cuando la alarma sonó, estirando su brazo derecho logro alcanzarla para poder deshacerse del ruido molesto, se tallo los ojos algunas cuantas veces para conseguir despertar del todo; con un bostezo pesado salió de la cama rumbo al baño.

Con el tiempo justo no tuvo tiempo de tomar una larga ducha como lo hubiera querido así que simplemente tomo una de quince minutos, para cuando termino su rutina de aseo, se vistió rápidamente. Tomo un poco de jugo de la nevera y una galleta que guardaba en la alacena mientras esperaba a su amigo para ir a sus clases de baile.

A ese punto, viendo a la nada se maldijo por haber invertido en algo tan estúpido como lo eran esas clases. Lo que en realidad quería decir es que su principal atractivo para ir había sido desestimado después de darle su uso correspondiente por lo que estar en esas clases ya no era lo grandioso del mundo, quizá sea el momento de cancelar su suscripción y no volver a pensar en algo así, ahora bastarían los bailes de los fines de semana, con eso tendría suficiente para mantener su cuerpo en una buena condición.

Se rio por la nariz sintiéndose patético por querer borrar con eso lo que había pasado la noche anterior, por arrepentirse de algo que igual no tenía ni un maldito remedio.

En realidad no se arrepentía, el simplemente estaba decepcionado de la situación y de que las expectativas tan altas que tenia se hayan ido al diablo.

Poniéndose de pie, salió de casa al escuchar el claxon del auto de su amigo sonar fuera, puso su pequeña mochila en la parte trasera del coche antes de subirse.

Y entonces ¿Vas a contarme que paso?. Diego mustio emocionado, sus ojos ampliándose de la emoción.

Oh, Hola amigo, estoy muy bien- Joaquín negó con la cabeza antes de acercarse y dejar un corto beso en sus labios.

Algo bastante común desde que se conocieron, su saludo siempre fue con un beso en los labios a menos que alguno este en alguna relación "Formal"

-Sí, sí a la chingada, cuéntame- Rodando los ojos Joaquín asintió.

-Fue un asco total, ¿Okei?, pensé que con tremendo físico y contando que es profesor de baile, ya sabes lo normal es que me hiciera gritar de placer, por eso más parecía que el tipo estaba convulsionando.- Joaquín hizo una mueca extraña vendo como su amigo se burlaba de el a su total antojó.

Maldito

-¿Llegaste?- pregunto esta vez mientras encendía el auto.

-¿A dónde' cuestiono el, confundido.

-Al final, ¿Por qué si alcanzaste el orgasmo verdad?- Joaquín se encogió en el asiento, formando un puchero con los labios

-El estúpido simplemente se encargó de él y ya. Tuve que conseguirlo por mi cuenta- Frunció el ceño luciendo incluso como un niño berrinchudo.

-¿Sabes que es lo más triste?- diego negó pausadamente.- Que invertí dinero en sus malditas clase de baile, cuando ni siquiera me gusta bailar- se cruzó de brazos

El resto del camino simplemente se la pasaron charlando sobre cualquier cosa; nada en específico. Pero lo suficiente entretenido para no desfallecer durante el trayecto.

Al llegar al estudio de baile notaron la cantidad exorbitante de personas a las furas de las instalaciones, sobre todo notaron chicos, muchos chicos. Tomando en cuenta el gimnasio eso es bastante normal.

SM -EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora