Parte|14|

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Joaquín tenía miedo.

Emilio se veía tenso, especialmente tenso esta vez.

Dudoso se dejó guiar de nuevo a la cama, donde con una suavidad inexistente Emilio lo dejo, mientras él se sentaba en un pequeño mueble a unos cuantos centímetros de distancia.

La frialdad en su mirada hizo a Joaquín encogerse, hasta que sus piernas estaban pegadas en su pecho, trago saliva cuando la manzana de Adán de Emilio se la balanceo, lento y muy perceptible, la idea de retractarse lo tentó pero no podía contra la realidad de su curiosidad.

Emilio se veía bien, solo llevando puestos el pantalón de pijama, descalzo, piernas abiertas, brazos cruzados sobre el pecho, elegante, atractivo visual, con la mandíbula afilada, el rostro marcado bajo los pómulos y esa mirada fría hacia Joaquín desearlo con la mandíbula afilada, el rostro marcado bajo los pómulos, y esa mirada fría hacia Joaquín desearlo con más intensidad de la que hubiese imaginado.

-¿Para qué quieres saberlo?- cada nota es su voz fue grave y diversa, Joaquín se encogió de hombros dándole una mirada sumisa, Emilio sacudió la cabeza de un lado a otro, lento y pasivo, tanta pasividad que daba miedo, Joaquín lo confirmo cuando Emilio movió los labios y dijo:

-Es mi esposo.- y todo lo que Joaquín pudo hacer fue pensar en que quizás no fue una buena idea haber preguntado sobre ello, renunciado a la punzada en su cabeza que le pedía no continuar con las preguntas ladeo la cabeza aún más curioso.

-¿Y es de el quien estás enamorado?- Emilio sonrió, pero era de esas sonrisas burlescas, de esas que te dicen, "¿no es obvio?"

-Hmm sería tonto negarlo, ¿No?- Joaquín asistió, un poco dolido, no era tan agradable escuchar al hombre que más amas decir que ama a otra persona.

-¿Por qué no está aquí?, es decir tienes su ropa aun, es extraño- murmuro con la voz tan apagada, Emilio no lo noto.

-Supongo que me abandono, y dejo un par de cosas por aquí, en realidad estás haciendo preguntas con respuestas muy obvias, gatito.- dijo, casi con desinterés, Joaquín se mordió el labio inferior sintiéndose tonto de repente.

-Te abandono, pero sigues llamándolo tu esposo, ¿y además estás enamorado de el, ¿ te engaño?- susurro lo último, y casi pudo escuchar los dientes de Emilio crujir, se encogió un poco más, de ser es posible, se sentía un tanto incomodo, y aun cuando está soportando las punzadas constantes en el pecho, porque definitivamente querer a Emilio le está doliendo más que nuca.

-No lose, cuando se fue no me dio la cara, dejo un nota donde simplemente decía que se iba por un tiempo, que estaba cansado de la monotonía pero que me amaba, y que volvería, así que no se realmente si me abandono por alguien más o solo se cansó de soportar mis cosas, tu sabes, puede que lo haya lastimado en algún momento, y decidió cambiarme por alguien normal.

-Eres normal, Emilio- Joaquín no tardo en decir, cohibido con la mirada que Emilio le dio, cruel y desigual- Estas esperando por el ¿Verdad?- y le costo incluso formular las palabras, algo feo situado en su garganta.

-A pasado un tiempo ya, no creo que tenga intenciones de volver, Joaquín.

-No te amaba entonces.- le aseguro, Emilio levanto a ceja, viéndose enojado- No se hubiese ido si te amaba, no podría haberlo hecho Emilio, el solo te dejo, acabo con su matrimonio por una nota, con unas letras absurda, que me doy cuenta te has creído, aun lo esperas, porque lo haces y el probablemente ni se acuerde de ti.- entonces silencio, tan incómodo e intenso que la tensión podría cortarse con un cuchillo.

SM -EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora