Parte |05|

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Joaquín lo veía expectante por el reflejo del espejo, como si esperara una reacción negativa, o al menos una reacción, acomodaba su cabello para darle un aspecto mas arreglado, sin conseguir realmente el propósito, habían terminado de vestirse hacia menos de diez minutos, Emilio en realidad no estaba totalmente desnudo cuando acabaron, el llevaba el pantalón hasta las rodillas, y no tenia la camisa, Joaquín tenia el pequeño el croptop y la tanga amarilla, esa que no se molesto en quitarle, realmente estaba fascinado con esa pieza de encaje. Y ahora estaba ahí, en un silencio que extrañamente no era incomodo, viéndose tranquilamente.

Cuando Joaquín se giro en su dirección, el cabello casualmente despeinado, las mejillas tan sonrojadas que habían verlo como un niño pequeño, los ojos grandes de color miel brillando, ladeo la cabeza jugando con el percing en su labio, Emilio tenia tantas ganas de besarlo, tuvo que contenerse, cruzando los brazos sobre su pecho, su mirada en Joaquín, todo estaba siendo tan irreal, ni siquiera era lo suficiente consiente respeto a que por fin lo hizo, con el, fue suyo, totalmente suyo, y ¡Cielos! Fue maravilloso. Increíble, perfectamente increíble.

La expresión de Joaquín mientras lo sostenía, y se fundía en su interior, era un paraíso uno terrenal que parecía más celestial, tan caliente, tan jodidamente caliente, que su pene se crispo ante el recuerdo, el orgasmo lo sacudió como nunca antes, y casi se sintió eterno mientras lo dejaba salir todo. Suspirando elevo una ceja, Joaquín no parecía exactamente intranquilo, estaba mas brillante en realidad, se veía mejor, si es que eso es malditamente posible, estaba tan radiante, incluso sus ojos parecían iluminados, frunció el ceño bajando a la boca roja e hinchada, los labios hacia afuera, el percing resaltando, y todos los matices perfectamente acoplaos a ese tono de piel, blanco tocado apenas por el sol.

Joaquín miro su reloj sin realmente verlo, se mordió un labio mirando a Emilio por debajo de las pestañas. En este momento en realidad tenia ganas de ir a casa y descansar, estaba exhausto; normalmente después del orgasmo se acurrucaban en la cama, abrazando la almohada y luego dormía algunas horas. Así que si lograba llegar a su casa bien, podría dormir todo lo que quisiera, especialmente esta ocasión sentía que necesitaba dormir mucho para recuperar fuerzas.

-Uh. Tengo que irme ahora.-Él dijo, Emilio asintió. Serio, estaba tan serio.

Joaquín se preguntó, si Emilio estaría arrepentido. Suspirando se colgó la mochila en el hombro, se miró una última vez en el espejo, parpadeo un segundo, no demasiado, fue una milésima de segundo, cuando abrió los ojos Emilio estaba justo detrás de él, viéndolo con una mirada indescifrable, y casi gimió cuando unos brazos fuertes se aferraron a su cintura, su espalda choco contra un pecho duro y cálido. Entonces Emilio lo tomo de las mejillas con una sola mano, giro su rostro, gruño algo entre dientes y luego sus labios sus labios se unieron a los suyos, caliente, duro, rudo, codicioso, pero él quería más de eso, mucho más, tanto como pudiera tener. Emilio introdujo su lengua, pero no permitió ni siquiera que Joaquín correspondiera, lo eso con hambre, con otra cosa que no sabría describir, solo chupo y mordió hasta dejar sus labios al rojo vivo. Desorientado Joaquín apenas fue consiente del sonido de la puerta cerrándose y entonces Emilio se había ido.

Estaba mareado, muy mareado, casi se sintió desmayar, suspiro profundo tratando de regular su respiración.

¡Que locura!

Tres días después Joaquín seguía en la luna, distraído y sintiéndose extraño, como si estuviera flotando, Emilio había estado normal, a excepción de los besos que últimamente había estado dándole al final de la clase, en realidad no le dirigía la palabra, solo lo besaba y se marchaba, y el tenia que admitir que había estado quedándose hasta el final, esperando a que todos se fueran para recibir a gusto los labios de su instructor.

SM -EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora