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Capítulo Catorce
Domingo

Los domingos eran días ocupados para todos los miembros de la familia Chae. El primero en despertar era el señor de la casa; su reloj siempre sonaba a las siete de la mañana y lo primero que hacía al salir de la cama era dejar un beso en la frente de su esposa para después dirigirse con pasos silenciosos hasta el baño de la habitación donde cambiaba su pijama por el conjunto deportivo que preparaba la noche anterior. Y tan sigiloso como un ratón, salía de habitación cuidando de no pertubar el descanso de la mujer que amaba.

Sobre el piso de la cocina comienzan a verse los primeros destellos de una mañana que se toma su tiempo en salir. El señor abre el refrigerador y bebe el licuado de proteína que, en opinión de sus hijos, parece engrudo de prisión, pero que le da la energía suficiente para salir a correr por el vecindario durante cuarenta y cinco minutos a un ritmo constante que acompaña con música de los setentas.

Para cuando el señor Chae pasa por la tienda de conveniencia más cercana, su esposa ya está despierta y luciendo tan hermosa como una actriz de dramas. Lleva el cabello recogido en un moño y viste con una bata de satín color rosado que le obsequió su esposo hacía poco tiempo; sigue una rutina bastante sencilla para limpiar su piel y baja a la cocina, donde lo primero que hace es revisar cuánta fruta fresca les queda o si es necesario ir a la tienda de la señora Choi. Por fortuna aún les quedan fresas, algunas naranjas y un poco de piña. Entonces se pone manos a la obra y comienza a preparar el desayuno al ritmo del jazz suave.

Es el aroma de su comida lo que despierta a Maya de su sueño y la hace salir de la recámara de ChangKyun, quien no despierta por la súbita sensación de vacío que ha dejado la samoyedo en su cama, sino por un mensaje de texto que resuena por la habitación casi a las siete y treinta. Mantiene la cabeza oculta en la almohada mientras busca el dispositivo a tientas sobre la mesa de noche. El brillo de la pantalla lo hace cerrar los ojos pues contrasta de sobremanera con la oscuridad de la habitación. A los pocos segundos se encuentra sonriendo en cuanto lee el nombre de JooHeon y su usual mensaje de buenos días.

—¿Por qué siempre despierta tan temprano? —murmura para sí mientras escribe una respuesta al mensaje, terminando con el emoticón de una abeja.

A esas alturas no le apetece volver a dormir, pero tampoco tiene muchas ganas de salir de la cama. Sin embargo, es el desastre que impera en su habitación —y tal vez también el hecho de que su mejor amigo vendrá al mediodía para terminar el proyecto de geografía— lo que lo obliga a abandonar la calidez de sus cobertores. Se pasa los dedos por el cabello mientras camina hacia la ventana para dejar entrar un poco de luz natural y para que circule el aire mientras se dispone a ordenar su escritorio y a recoger los libros que yacen sobre la alfombra.

—Buenos días, mi amor —dice la señora Chae con voz suave, dando pequeños toques en la puerta. Se escuchan los pasos de Maya por las escaleras—. Despertaste temprano, ¿dormiste bien?

monsta x high schoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora