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Capítulo Once
Libros y Rosas

Si bien decir que HyunWoo había despertado de buen humor era correcto, no describía al cien por ciento cómo se sentía. Y al encontrarse con esa problemática, optó por intentarlo como si se tratara de una de las recetas del libro de cocina de su madre.

«Batido de Felicidad», pensó mientras se arreglaba la corbata del uniforme, «agregue una cucharada de la sonrisa más hermosa del mundo y mezcle con pétalos de flores de primavera... añada una taza de rayos de sol, una pizca de valentía y dos galletas con forma de corazón...» Eso sonaba bien, al menos en su cabeza.

HyunWoo revisó su cabello una última vez antes de salir de la habitación y bajó hacia la cocina, encontrándose una escena bastante familiar para él: Su madre estaba dando los últimos toques a los deliciosos omelettes —cuyo aroma lo despertaron más temprano que de costumbre— y a su padre sentado en el desayunador con una taza medio llena de café americano y el crucigrama del día cortesía del periódico local; sus anteojos empañándose ligeramente cada que se llevaba la taza a los labios.

—Buenos días —saludó como de costumbre, recibiendo un asentimiento casual por parte de su padre y una sonrisa por parte de ella.

—Buenos días, cariño. Siéntate, el desayuno está casi listo —dijo su madre.

HyunWoo se sentó en una de las sillas, sirviéndose un poco de jugo de naranja.

—¿Estás preparado para la competencia? Es dentro de una semana.

—Estoy listo, papá. El equipo ha estado entrenando muy duro últimamente.

—Lo harán muy bien, de eso no hay duda.

—¿Irán a verme?

—Claro que iremos, cariño —dijo su madre, dejando los deliciosos platillos en la mesa. Una sonrisa se dibujó en sus labios al ver los ojitos de HyunWoo—. Tu padre incluso pidió el día en el trabajo.

—¿De verdad? —preguntó, sorprendido.

—Tampoco es como si hubiera sido algo complicado. Sabes que nunca nos perderíamos una competencia tuya —dijo con voz cálida—. Ahora vamos a comer porque esto se ve delicioso.

—¡Gracias por la comida!

La familia Son vivía en un departamento bastante lindo. Y aunque no siempre había sido así, ellos sabían que mientras estuvieran juntos y hubiera amor en sus corazones no les faltaría nada.

HoSeok y su familia los visitaban a menudo —gracias a la amistad que unía a ambas madres de familia— y cuando eso ocurría el departamento se llenaba de risas y deliciosos platillos que adornaban la gran mesa del comedor a la hora de cenar. Ambas familias eran muy unidas, por eso llegaban a pasar juntas las celebraciones navideñas o fechas importantes para alguna de las dos. MinHyuk también los había visitado en varias ocasiones, y ya que la señora Son no pudo tener más hijos, terminó «adoptando» al adorable MinHyuk después de su primera visita. Y a MinHyuk no le molestaba en lo absoluto, sino todo lo contrario.

monsta x high schoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora