II: La obsesión de Alex

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Los pezones rosados de Amelia no salían de la mente de Alex. Ni los tres días que habían pasado encerradas follando como animales.
Amelia se habia desinhibido completamente y al día siguiente de su primer encuentro había sido ella quien habia llevado el control.

Recordaba haberse despertado por la agradable sensación de tener a alguien rondando por su entrepierta y al abrir los ojos, estando aun completamente desnuda, habia descubierto a Amelia dando pequeños besos por la cara interna de sus muslos. Ella por instinto había abierto las piernas, por lo que Amelia se lo habia tomado como una invitación y había comenzado a devorar los pliegues de la pelirroja.
Chupaba y succionaba la zona como si la vida la fuese en ello mientras ella empujaba las caderas hacia la boca de la rubia mientras le sujetaba la cabeza ejerciendo aún más presión.

Recordaba los ojos verdes de la rubia mirandola intensamente mientras le abria las piernas y se subía encima de ella para juntas ambas vaginas. Y era el movimiento de las tetas de Amelia lo que no se le iba de la cabeza, como saltaban mientras se frotaba contra ella y gemía.

"Ahora soy yo quien te está follando a ti"

Y después de esa frase había perdido la cuenta de cuantos orgamos habia tenido. Mientras estaba tijereteandole, mientras le daba la vuelta y le penetraba con sus dedos ferozmente desde atrás, mientras utilizó todo truco sexual que se le había pasado por la cabeza con ella.

Cuando quiso darse cuenta se encontraba en la cama de su habitación con los pechos descubiertos y las piernas abiertas tocandose frenéticamente el clitoris y masajeandose la teta izquierda mientras que recordaba cada orgasmo que la insoportable rubia le había regalado. Y cuando pensó de nuevo en ella comiendole el coño mientras la miraba directamente a los ojos se corrió más de lo normal, dejando manchadas las sabanas.

Cuando lo hizo por primera vez con David, su amigo de la infancia y con el que siempre había mantenido una relación abierta y con el que más había disfrutado del sexo, no se había obsesionado tanto. Claro que se había masturbado pensando en el y en todas las cosas que habían hecho, pero los tres días encerrada con Amelia habían hecho que se pasase otros cuatro días masturbandose la mayoria del tiempo, solo pensando en eso. Hasta el punto se que si se cruzaba con ella en algun lugar de ese internado notaba como sus bragas se mojabas al instante y sus pezones se endurecian. Y eso no era normal siendo que toda la vida la ha odiado. Y para que eso siguiese siendo así se la tenía que quitar de la cabeza. Asi que la primera persona en la que pensó fue en David.

Le había enviado un WhatsApp pidiendole que por la noche se acercase al colegio a verla. Un plan que solían hacer cada dos semanas como mucho. Y cuando su amigo del alma pasadas dos horas le contestó diciendo que ya estaba esperandola en su coche salió como siempre, por la ventana de la habitación sin que nadie le viese y recorrio el gran jardín hasta llegar a una valla que saltó con facilidad.
Entró en el coche y su amigo la miraba sonriente mientras se fumaba un cigarro. Hablaron de cosas triviales como siempre, de sus vidas, de ir el fin de semana al centro de la ciudad a pasar el día. El le contó que había conocido a una chica en un app de citas pero que no le gustaba mucho pero que el sexo con ella había sido bueno.

-Yo tambien tengo que contarte. Me he follado a una del colegio

-A quien?

-No seas maruja. A una y punto.

-Y como ha sido?

-Flipante. Muchas veces. Incluso me he masturbado después al acordarme.

-Dame detalles

-Eres un guarro

-Me estás contabdo que te has follado a una tía. Y yo soy un hetero básico. Quiero detalles para cascarmela despues.

•𝑫𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒕𝒂𝒓•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora